¿Cuándo se puede decir que el circulante - el 'cash', el rukiki' - se convierte en el cuello de botella de una empresa? De acuerdo con la Teoría de las Limitaciones, sólo podríamos considerarlo como tal limitación si podemos identificarlo de manera inequívoca como el factor único o principal que impide que la organización consiga su Meta - ganar [más] dinero, ahora y en el futuro.
Esta es una definición bastante más restrictiva de lo que parece a primera vista. En primer lugar, requiere que:
1. La empresa recibe pedidos de sus clientes en la cantidad necesaria para garantizar la continuidad del negocio a través de los ingresos generados [o, dicho de otro modo, la limitación no está en el mercado];
2. La empresa tiene capacidad suficiente para servir todos los pedidos recibidos [es decir, la limitación no está en nuestras operaciones];
3. La empresa cuenta con proveedores suficientes para obtener las materias primas y/o servicios necesarias para servir los pedidos [no hay limitaciones del lado del abastecimiento];
Dadas las anteriores circunstancias, podemos descartar que la limitación de la empresa se encuentre en el mercado, en su capacidad operativa o en la de sus proveedores.Si, por cualquier razón, la empresa se ve obligada a aceptar que:
4. Los proveedores exigen el pago al contado o no facilitan crédito suficiente;
5. Los clientes no pagan al contado;
y además:6. La empresa no dispone de acceso a otras fuentes de crédito [concretamente, crédito bancario],
entonces se cumplen las condiciones para que una empresa por otro lado viable se encuentre estrangulada por su falta de fondos, lo que le impedirá aprovisionarse, lo que le imposibilitará cumplir con las demandas de sus clientes, lo que por último afectará negativamente a su generación de ingresos, afectando a su crecimiento e, incluso, sus posibilidades de supervivencia.Aunque las empresas de servicios 'puros' no se encuentran en la situación de necesitar "materias primas", prácticamente todas necesitan algún tipo de suministro o servicio - telecomunicaciones, equipamiento informático - para desarrollar su actividad.
Lo cierto es que ninguna empresa se encuentra libre del riesgo de quedar 'out of cash', si bien las PYMES son más proclives a padecer tensiones de tesorería crónicas, a causa, fundamentalmente, de su menor poder de negociación frente a proveedores, clientes o bancos.
La respuesta digamos "clásica" desde el mundo TOC a la limitación de fondos es trabajar con las políticas operativas para
reducir el 'cash to cash cycle', es decir, el tiempo transcurrido desde que se abona a proveedores hasta que se cobra a los clientes.
En pocas palabras, se trata de 'jugar' con las políticas de inventario, la programación de la producción o la logística de distribución para acelerar las operaciones, reduciendo el tiempo necesario para fabricar, servir - e ingresar. Para muchas empresas, con poca o ninguna capacidad de negociación frente a clientes o proveedores, éstas son las únicas soluciones posibles. Desgraciadamente, hay indicios de que pueden no ser suficientes.
En la conferencia celebrada el año 2004 por la System Dynamics Society, el profesor Fernando Arenas, de la Universidad Pontificia Javeriana de Cali en Colombia, presentó una interesante ponencia titulada Access to credit as a limit to growth for SMEs en el que abordaba este tema. El profesor Arenas construyó un modelo de dinámica de sistemas basado en el caso de una pequeña empresa manufacturera que, integrando variables operativas con financieras - incluyendo el crédito de proveedores o bancos -, nos lleva a concluir tras un análisis de sensibilidad que las políticas operativas o financieras, no son suficientes por sí solas para conseguir una mejora sostenible en el tiempo del flujo acumulado de caja. En su opinión, que comparto, la única manera de resolver el complejo problema de la supervivencia y crecimiento de una PYME es encontrar una combinación de políticas operativas o financieras adecuadas con el acceso a crédito en buenas condiciones. Os adjunto el Diagrama de Bucle Causal que resume su planteamiento. Encontraréis el detalle del modelo en su artículo.
Puesto que la mayor parte de las empresas caen en la categoría de pequeña o mediana, es fácil entender que las variables directamente responsables de la salud de la tesorería de las empresas estuvieran en el punto de mira de cualquier Gobierno. La Comisión Europea respondió a este grave problema con la aprobación, el 29 de junio de 2000, de la
Directiva 2000/35/CE por la que se establecen medidas de lucha contra la morosidad en las
operaciones comerciales. El Gobierno del Partido Popular transpuso la Directiva a través de la
Ley 3/2004. El objetivo de la ley es proteger a las empresas de los problemas de liquidez derivados de la morosidad en el pago de las operaciones. Debo decir que la Ley introduce cambios muy positivos,
incluyendo la posibilidad de que un juez modifique unas claúsulas contractuales cuando las condiciones establecidas sean peores que las que fija la ley, pero desconozco hasta qué punto está funcionando en la práctica. Mientras que países como Noruega o Suecia el período medio de pago/cobro es de 28,5 días, en nuestro país la propia Administración paga frecuentemente a 60 o más días... y son frecuentes los pagos a 180 o 200 días en sectores como la Distribución o la Construcción. Tal vez alguno de los lectores de este blog puede aportarme algún ejemplo concreto de aplicación de esta ley.
En lo referente al acceso al crédito de entidades financieras, tal vez el principal de los problemas a los que nos enfrentamos los pequeños empresarios de este país, ya he comentado cómo
la aplicación de los criterios de riesgo de la banca comercial despojan de su efectividad a la mayoría de los instrumentos de apoyo a la financiación de las PYMES sino se complementan con medidas dirigidas a reducir el riesgo percibido por el banco en la operación. He hablado
en un post anterior de la mejor iniciativa que conozco en este sentido en el ámbito comunitario - la asignación de 1000 millones de euros para que se canalicen a través del Fondo Europeo de Inversiones en forma de garantías para las instituciones bancarias que, a su vez, conceden créditos a las PYMES. Esta medida, en conjunción con otras dirigidas a impulsar la creación de Sociedades de Garantía Recíproca o la mejora de las condiciones de acceso a avales concedidos por empresas públicas, podría cambiar el panorama actual. Para terminar, potenciar el desarrollo de fuentes de financiación alternativas a la banca comercial, como pueden ser las redes de Business Angels o de instituciones de inversión colectiva especializadas en capital semilla ayudaría a mejorar, sin duda, las estadísticas de supervivencia de las empresas de nueva creación en nuestro país.
En resumen:
una buena gestión probablemente no sea suficiente por sí sola, en la mayoría de las PYMES, para evitar problemas de tesorería; se hace necesario, además, facilitar el crédito, en buenas condiciones, para permitirles sobrevivir y crecer de forma sana.
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