Riesgo de crédito - ¿Me pagará mi cliente? ¿Recuperaré los depósitos que tengo en mi banco?
En condiciones normales la carnicería realiza sus ventas al contado, por lo que no existiría riesgo de crédito en las transacciones comerciales, pero es posible que ciertas ventas las fíe, o que haga servicios a restaurantes que me paguen a fin de mes. Si uno de estos clientes no me paga, le habré servido el género, con el coste que ello me ha supuesto, y sin embargo no habré recibido ningún dinero.
También he podido cobrar al contado y al final del día lo he llevado al banco. Ante mi sorpresa unos días después anuncian que mi entidad financiera ha quebrado, y no recuperaré mi dinero.
Parece fácil de entender este riesgo, pero no somos conscientes de que es un riesgo al que estamos expuestos a diario. Durante el mes, vamos devengando nuestro sueldo en la empresa en la que trabajamos, y cabe la posibilidad de que si la empresa quiebra no recibamos nuestro salario. Por tanto, como individuos tenemos riesgo de crédito con la empresa para la que trabajamos y con nuestros bancos en los que tenemos nuestro ahorro.
Hay diferentes conceptos que tenemos que tener en cuenta a la hora de medir el riesgo de crédito. A mi cliente (un restaurante) le he servido el pedido, y como en el pasado siempre me ha pagado, considero que la probabilidad de impago es muy reducida. Una vez me impaga tengo que ver cuál es mi exposición, el dinero que me debe (pueden ser varios pedidos). Por último, si el restaurante ha entrado en una situación concursal, es posible que recupere algo, porque cuando liquide el negocio obtenga algo de dinero con el que pagar parte de la deuda.
Por tanto, hemos visto que todos tenemos en mayor o menos medida riesgo de crédito, y que no necesariamente vamos a perder todo el dinero en caso de que no nos paguen.
Pero, ¿cómo gestiono el riesgo de crédito? Realmente vender es muy fácil, en el extremo si yo vendiera gratis mis productos seguro que tenía clientes. Vender y que no me paguen es como venderlo gratis, lo difícil, por tanto, no es vender sino cobrar.
El principal riesgo de los bancos es el riesgo de crédito y por ello lo gestionan muy bien. Cuando le van a vender dinero (carne en el caso de nuestra carnicería) le piden documentación sobre su capacidad de pago al cliente, una vez la analizan exigen una serie de garantías (hipotecas o avales personales) para realizar la venta. Posteriormente, le piden al cliente información periódica (en el caso de empresas) en el caso de que sigan necesitando el dinero (la carne).
En general la gestión de cualquier riesgo tiene tres posibilidades asumirlo (es lo que hacen la mayoría de las empresas, y en sí mismo no es malo, pero deben ser conscientes de los riesgos que corren), externalizarlo (traspasar a otro el riesgo) o mitigarlo (llevar a cabo procedimientos que permitan reducir su probabilidad o impacto).
Qué debemos hacer con nuestra carnicería para reducir el riesgo de crédito:
- Estudiar a nuestro cliente y su capacidad de pago y pedirle garantías o avales. Esto no es muy común en una carnicería.
- Ir a una compañía de seguros al comercio (tipo Cesce) que asegure nuestras ventas. En este caso la compañía pedirá información sobre nuestros clientes y aceptará o no las operaciones. Tampoco es común en la carnicería.
- Vender al contado. Si cobro al contado no tengo riesgo de crédito comercial (sí tendría riesgo al depositarlo en el banco). Esto es algo un poco más habitual.
- En caso de no tener garantías muy altas de que voy a cobrar, lo mejor es NO VENDER.
- No poner todos los huevos en la misma cesta, diversificar y poner límites. En caso de que decidamos asumir el riesgo, tenemos que evaluar el impacto de un posible impago. Si nuestro patrimonio es, por ejemplo, de 100.000 euros, no deberíamos tener un riesgo de crédito de 200.000 euros, porque en caso de que me impaguen yo también quebraría. Por ejemplo, me debería poner un límite del 20% de mi patrimonio en cada riesgo de crédito potencial.
- En el momento que exista algún retraso, hay que comenzar el seguimiento del riesgo, no darle más crédito hasta que regularice la situación (muchas veces los comerciales siguen vendiendo a un cliente que es insolvente y esto puede llevar a la ruina de la empresa), y tomar medidas para que pague, porque está en juego tu empresa o tu patrimonio personal.
Si como particular vas a alquilar un piso a otra persona, debes hacer exactamente lo mismo. Estudiar al arrendatario, pedirle su nómina, evaluar la antigüedad en la empresa, ver cuál parece su nivel de vida; exigirle garantías (avales, meses por adelantado…); y en caso de que exista algún retraso iniciar las acciones judiciales cuanto antes.
Los bancos lo tienen muy claro, y tienen unos sistemas de gestión del riesgo de crédito, sin embargo, las empresas no dedican tiempo a gestionar estos riesgos, y en ocasiones los impagos son los responsables de la desaparición de pequeñas y medianas empresas.
En definitiva, todos tenemos riesgo de crédito, lo cual no es malo, pero tenemos que saber qué impacto nos puede suponer un evento negativo, y tratar de minimizar su impacto.
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