22 de diciembre de 2008

Riesgo Operacional - ¿Se cortará un dedo alguno de mis empleados? ¿Me servirán a tiempo los corderos para navidad?

Inicialmente, iba a comenzar esta serie de post hablando sobre el riesgo de crédito que es probablemente el que más afecte en el día a día a las empresas, pero dado que el otro día expliqué el caso Madoff, voy a comenzar por un riesgo que está en el día a día de nuestras actividades, muy amplio y por tanto muy difícil de gestionar.

Podemos definir el riesgo operacional como la posibilidad de que nuestra carnicería incurra en pérdidas a causa de fallos o errores en los procesos (no he congelado la carne y se ha puesto mala), sistemas (me ha fallado el teléfono y no he podido hacer el pedido), o personal (un empleado se ha cortado un dedo), o como consecuencia de eventos externos (unos gamberros han puesto silicona en la cerradura, o me han robado).

Como veis la definición es muy amplia y abarca muchos aspectos de la vida cotidiana de cualquier empresa. El Riesgo operacional, es el riesgo más habitual en cualquier actividad comercial, voy a poner algunos ejemplos:

1. Fraude interno: un empleado de la carnicería roba dinero de la caja. Otros casos de fraude interno son utilizar datos de los clientes en beneficio propio, o de un amigo.

2. Fraude externo: un atraco en mi carnicería.

3. Seguridad en el trabajo: un empleado se corta un dedo con el cuchillo; o se resbala y se rompe una pierna.

4. Clientes, productos o prácticas empresariales: Me ponen una denuncia ante el organismo de defensa del consumidor por atender mal a un cliente, venderle un producto caducado o defectuoso…

5. Daños a activos materiales: hacen una pintada en la persiana de mi carnicería y tengo que arreglarlo; hay un incendio en el edificio y tengo que dejar la actividad.

6. Fallos en los sistemas: pierdo toda la contabilidad por un fallo en el ordenador y tengo una multa de hacienda; o no tengo teléfono durante dos semanas y tengo retrasos en los pedidos.

7. Ejecución de procesos: Al no limpiar todos los días el congelador (proceso establecido) se produce una acumulación de grasas que estropea el motor.

Como se puede apreciar los riesgos operacionales son muy diversos. En general, se producirán muchas pérdidas de pequeño importe cada día por errores en los procesos, no sacar la carne más antigua del congelador porque está más al fondo y es más incómodo, y al final no es posible venderla; fallos en el cobro a clientes (arqueo de caja)…, pero también existen riesgos importantes que pueden llevar a la quiebra del negocio, por ejemplo que se queme la carnicería.

Para gestionar el riesgo puedo hacer tres cosas mitigarlo (establecer procesos claros con visados que me garanticen que se han realizado), transmitirlo o externalizarlo (asegurar el local contra incendios tanto por la pérdida material como por las posibles pérdidas que pudieran surgir), asumirlo (en ocasiones formalizar un procedimiento me puede salir más caro que las pérdidas que me supone el riesgo). Ojo, no hacer nada también es asumir un riesgo, pero no estaría gestionado.

Lo principal es tener claros cuáles son los riesgos principales que pueden hacer peligrar mi negocio (el incendio, un robo de según qué magnitud, el fallecimiento o invalidez de algún empleado…) Estos riesgos tengo que conocerlos bien, y evaluar la conveniencia de traspasarlos a quien los pueda gestionar (asegurarlos). Los riesgos de segundo nivel, aquellos que pueden causarme pérdidas, pero no la quiebra del negocio, en general deberé mitigarlos estableciendo procesos claros (asignar a una persona para la limpieza de la cámara frigorífica todas las noches).

La gestión del riesgo operacional es algo relativamente novedoso en banca (que es el sector con mayor conocimiento en la gestión de riesgos), y con los nuevos acuerdos de Basilea (normativa bancaria internacional) las entidades se han visto obligadas a establecer marcos de control del riesgo operacional, que básicamente responden a tres preguntas:

1. ¿Qué ha pasado? Las entidades gestionan bases de datos en las que apuntan todas las pérdidas operacionales que se han producido. De esa manera saben la frecuencia con la que se producen y llevan a cabo planes de acción para reducir su frecuencia e impacto.

2. ¿Qué está pasando? Ponen alertas de control que les permitan anticiparse a posibles pérdidas. Por ejemplo, número de becarios en plantilla. Los becarios no conocen bien los procedimientos, y se producen mayores pérdidas en arqueos de caja cuando están ellos gestionando el cierre diario. En estos casos, se detecta un mayor riesgo, y se puede establecer un mayor control.

3. ¿Qué puede pasar? Estudiar en base a las pérdidas existentes, y a lo que ha pasado a otras entidades qué es lo que puede pasar. Por ejemplo, es posible que nunca haya tenido la entidad un incendio, y no sepa evaluar las pérdidas, pero puede que otra entidad sí haya tenido ese problema.

En definitiva, el riesgo operacional existe en todas las empresas, hay que tratar de conocer cuáles son los riesgos que pueden llevar a la quiebra de la empresa, y gestionarlos adecuadamente.

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