Decimoséptima reunión en Barcelona
Debido a los problemas con ClickAir acabé por ir a Barcelona en autobús. Por un lado, su lamentable pasarela de pago no me permitió pagar con ninguna de las seis tarjetas que probé a distintas horas y en distintos días. Por otro lado, su aún peor servicio de atención todavía no ha contestado a ninguno de los mensajes que les envié desde su web comentando este problema. Lo peor es que tienen la poca vergüenza de acusar recibo diciendo: "procederemos a contestar en los próximos días" y un mes después sigo esperando.
Salí de Bilbao el viernes a las 23.30 y llegué a Barcelona a las 6.50 del sábado. Dimitri, Sacha y Pedro se dieron el madrugón para venir a buscarme a la estación y charlar hasta la hora de la reunión.
Aprovechando que sobraba tiempo, nos fuimos caminando tranquilamente desde Sants hasta Paseo de Gracia, y por el camino fuimos hablando de lo humano y lo divino. Mientras iba llegando el personal, aprovechamos para desayunar algo en el Pans&Company donde se iba a celebrar la reunión.
Los primeros en llegar fueron Lourdes y Sergio, después llegaron Richi y Sara, Eva y Sergio, Laura y Xavi. Y mientras estábamos colocando las mesas para el juego llegaron Franc y Deyamira.
Nos dividimos en dos mesas, con una partida para veteranos por un lado y otra para los nuevos, en la que jugué yo. Antes de empezar a jugar, Dimitri, que se ha trasladado a Barcelona y va a encargarse de organizar las reuniones allí, aprovechó para pedir a todo el mundo que se presentase. Como cada vez que alguien empezaba a hablar surgía algún tema interesante y la conversación se desviaba, la ronda de presentaciones se alargó bastante. Eso dio tiempo para que llegaron primero Miquel y, un rato más tarde, René. Y también para que Richi se tuviese que marchar sin llegar a empezar la partida. Afortunadamente venía más de acompañante que a jugar, así que espero que no le importase demasiado.
Por fin empezamos a jugar calculo que sobre las doce. En la partida de veteranos decidieron utilizar reglas modificadas: empezar todos con la misma profesión y posibilidad de pacto libre para comprar oportunidades. Pedro volvió a utilizar con éxito sus tácticas suicidas, endeudándose desde el principio para comprar toda oportunidad que le pasaba por delante consiguió salir de la carrera de la rata bastante rápido.
En la otra mesa, la verdad es que no avanzábamos mucho. Dedicábamos mucho tiempo a analizar bien las oportunidades y entender si eran buenas o malas. Por ejemplo, en un momento, Sara decidió retirarse de la partida para que Sacha -la partida de veteranos ya había terminado- le explicase algunos conceptos.
Eva me hizo una pregunta aparentemente sencilla, pero que no me habían hecho antes y me obligó a pensar un poco cómo lo calculaba yo. La pregunta era cómo determinar el precio en el que convenía comprar una oportunidad que otro vendía. Se me ocurrieron tres métodos para hacerlo.
El primero, comparar la oportunidad con cancelar deuda. Si el precio pagado por una oportunidad hace que nos de menor rentabilidad que cancelar alguna de nuestras deudas, la segunda opción tendría más sentido. Este cálculo sólo se basa en el flujo sin contar la posible revalorización de la oportunidad, por lo que habría que ajustarlo en función de la posible ganancia por venta futura.
El segundo, comparar la rentabilidad con otras oportunidades. Si rentabilidad media fuese, por ejemplo, un 42% -basándose en las que hayan salido anteriormente-, tendría sentido pagar por la oportunidad tanto como para que, pagando por ella al vendedor, la rentabilidad siguiese siendo igual o superior a la media.
El tercero, dividir el resto de ingresos pasivos necesarios para alcanzar la independencia financiera entre el líquido disponible. Esto nos permitiría saber cuántos dólares de líquido podemos pagar por cada dólar de ingreso pasivo para asegurarnos la independencia financiera con el dinero ahorrado. Lógicamente, al principio de la partida este cálculo da lugar a resultados muy bajos, pero más adelante puede ser muy útil. A veces, comprar caro puede resultar interesante.
Con estas y otras cuestiones nos dieron las tres sin haber salido ninguno de la carrera de la rata, así que decidimos que era mejor irnos a comer y seguir charlando durante la comida.
Eso sí, antes nos hicimos la foto de rigor. No aparecen ni Xavi, ni Lourdes, por que fueron antes de que alguien me recordase lo de la foto.
De izquierda a derecha: Sara, Sergio, René, Pedro, Laura, Jaizki, Eva, Dimitri -sentado-, Sacha, Miquel, Sergio, Deyamira y Franc.
René y Sara tenían compromisos y se fueron justo después de la foto, el resto nos fuimos a comer y nos quedamos un buen rato de sobremesa charlando de varios temas. Si no me equivoco, fueron unas cuatro horas.
Miquel fue el primero en marcharse, después se fueron Laura, Deyamira, Franc y Dimitri. Eva, Sergio, Pedro, Sacha y yo, nos quedamos un rato más en un Starbucks. Y después de que se fueran Eva y Sergio, Pedro, Sacha y yo seguimos todavía un rato más viendo unos proyectos muy interesantes en los que andan Sacha y Pedro, y de los que espero dar noticias pronto.
Pedro y yo nos fuimos para Sants, él a coger el tren y yo el autobús. Empezó a caer agua con ganas y mi pobre paraguas no evitó que llegásemos bastante mojados. Por el camino tuvimos que darnos prisa porque llegábamos muy justos para el tren. Cuando entramos en la estación la pantalla marcaba que salía ya, pero se retrasó dos minutos y a Pedro le dio tiempo a subir. Eran ya las 22.30, y yo me fui para el andén de donde salía mi autobús a las 22.50.