24 de marzo de 2009

Tus mayores enemigos para alcanzar la libertad financiera

Minerva nos envía una colaboración sobre los enemigos para alcanzar la libertad financiera. Ella y Pluto escriben el blog Futuro Millonario en donde cuentan con todo detalle su aventura para llegar a la libertad financiera. Muchas gracias, Minerva.

Después de un tiempo recorriendo el camino para alcanzar la libertad financiera. He observado que los errores más comunes que se cometen al inicio del camino son 4:
  1. Dejar todo para el día siguiente: También llamada procrastinación o simplemente vagancia.

    La libertad financiera no cae del cielo, es necesario actuar para conseguirla. El trabajo con constancia es fundamental.

    Un fallo muy típico que nos pasa alguna vez es el decir continuamente: “A ver si leo tal libro”, “A ver si me pongo a buscar de forma sistemática inmuebles en los que invertir”, “Ya lo haré mañana”.

    Que nos pase esto durante un par de días no tiene importancia. Pero reflexiona. ¿Cuánto tiempo llevas con una tarea pendiente?

    Una de las principales causas que no nos pongamos en serio a hacer las tareas importantes es porque tenemos demasiadas tareas que hacer. La solución pasa por no tener una lista enorme, sino elegir todos los días dos y sólo dos cosas que hacer y empezar por lo que siempre retrasamos (que normalmene es además lo más importante).

    ¡¡ Lucha contra la vangancia y ponte en marcha!!

  2. Las ideas preconcebidas: A veces tenemos ideas preconcebidas sobre las estrategias que funcionan y las que no. A pesar de no tener experiencia suficiente nos empeñamos en una estrategia en concreto y rechazamos otras.

    Es cierto que hay formas de alcanzar la libertad financiera que funcionan mejor según el talento natural que tenga cada persona para ello. Sin embargo, si rechazamos de entrada algunas de estas formas quizás estemos perdiendo la estrategia que mejor casa con nuestra personalidad.

    Algunas frases que he escuchado son:

    1. Las inversiones inmobiliarias no dan suficiente rentabilidad, prefiero el trading intradía.

    2. El trading intradía tiene demasiado riesgo, nadie consigue hacen dinero con eso, es mucho mejor la inversión en acciones a largo plazo.

    3. Inviertiendo en bolsa puede que pierdas todo tu dinero, el network marketing en la empresa X es la única manera de conseguir la libertad financiera.
    4. El negocio de network marketing de la empresa X es el único del que quiero saber algo, el resto seguro que son pirámides.

    5. Paso de invertir, prefiero desarrollar mis negocios de portales web.

    6. Es imposible ganar dinero en internet, la forma más segura de ganar dinero es con las inversiones inmobiliarias...

    ¿Estás rechazando alguna posibilidad y tu único argumento es “no me gusta y no quiero saber nada de ello”?

    Antes de rechazar o aceptar algo por válido habla con varias personas que tengan éxito en ese área busca las ventajas y desventajas y haz una pequeña prueba para ver cual es tu potencial.

  3. La envidia: Criticar en vez de reconocer el trabajo de los demás. Tristemente mucha gente en vez de fijarse en lo que ellos pueden ganar prefieren fijarse en lo que los demás pueden ganar. En vez de concentrarse en generar ingresos prefieren perder el tiempo y esforzarse para que otro no gane tanto.

    Es muy fácil utilizar el tiempo para juzgar a los demás, lo difícil es utilizarlo para hacer algo realmente productivo que es al fin y al cabo lo que nos va a beneficiar a la larga.

    Por ejemplo, alguien con mucha experiencia te ofrece hacer un negocio en conjunto y te ofrece un 20%. En vez de alegrarte por poder trabajar y aprender de una persona así lo primero que piensas es “gracias a mi trabajo, él va a ganar más que yo”: Pues sí, va a ganar más que tú en ingresos, pero en conocimientos tú vas a ganar más que él.

    Otro ejemplo, son los programas de afiliación, a veces con tal de evitar que otra persona gane dinero preferimos no promocionar sus productos aunque sepamos que estos son buenos.

    Puede que estos ejemplos resulten soprendenes, pero puedo asegurar que hay bastante gente que tiene estar forma de actuar.

  4. Dejarse influir por lo que digan los demás: El último enemigo para alcanzar la libertad financiera está relacionado con el enemigo número 2: tener ideas preconcebidas. Y es que a veces nos dejamos influir por las ideas preconcebidas que tienen las personas a las que tenemos aprecio.

    Puede ser un padre o una madre, un amigo, un vecino. Pero también puede ser alguien a quien respetemos mucho y que sea toda una eminencia en un tipo de inversión por ejemplo.

    Recuerda que cada persona es un mundo y que lo que funciona para esa persona que tanto admiras no tiene que funcionar para ti obligatoriamente.

En resumen: ¡ponte en acción ya! ¡Haz un plan y síguelo!, ¡Abre tu mente! ¡Acércate a las personas de éxito para aprender de ellas en vez de dedicarte a buscarles los defectos! Y por último ¡Ten tus argumentos propios y no te dejes influenciar!

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23 de marzo de 2009

Riesgo estratégico - ¿Funcionará la venta de productos precocinados en mi carnicería?

El riesgo estratégico puede definirse como la posibilidad de que nuestra carnicería incurra en pérdidas como consecuencia de la toma de decisiones estratégicas erróneas (aquellas decisiones que supongan un nivel de inversión que puedan modificar notablemente la situación de mi empresa), o de la evolución adversa de los escenarios que sustentan dichas estrategias.

Supongamos que hemos hecho un estudio de mercado que nos muestra que el público objetivo de nuestra carnicería aceptaría con gran interés productos precocinados. Animados por este estudio llevamos a cabo una fuerte inversión en un obrador, maquinaria especializada, cámaras frigoríficas y demás requisitos necesarios establecidos por las áreas de sanidad de nuestro ayuntamiento, comunidad autónoma…

Sin embargo, una vez iniciada la comercialización vemos que nuestras expectativas no se cumplen (por que el estudio no se realizó de manera correcta o porque por ejemplo, un competidor nuestro ha abierto un local especializado que ofrece mayor variedad que el nuestro).

Por suerte, las decisiones estratégicas no se toman todos los días en las empresas (sino serían decisiones operativas), pero su impacto es determinante en la evolución de las mismas. Por ello la gestión del riesgo estratégico es vital.

Antes de seguir conviene matizar que el riesgo estratégico no sólo hace referencia a las decisiones tomadas, sino también a las decisiones no tomadas que pueden afectar al negocio de la empresa. Por ejemplo, un cambio legal que obligue a los bares a prohibir fumar en los mismos, o en su defecto, prohibir la entrada de menores, puede convertirse en una decisión estratégica (ya que puede cambiar el perfil de mi público objetivo, y puede suponer el acometer inversiones importantes). Si yo tomo la decisión de seguir como hasta ahora (es decir no hacer nada), puedo tener una sanción administrativa que me obligue a cerrar, o si tomo la decisión de no permitir la entrada a menores, y mi público objetivo son matrimonios jóvenes con niños pequeños, me puedo ver obligado a cerrar.

Como todos los riesgos tenemos tres alternativas: mitigarlo, asumirlo o externalizarlo.
  1. Externalizarlo: En ocasiones las grandes empresas encargan estudios estratégicos a consultoras de renombre, para descargar en estos expertos la toma de las decisiones estratégicas. De la misma manera, las PyMes pueden encargar a consultoras locales estudios sobre la conveniencia o no de tomar una decisión.
  2. Mitigarlo: Establecer procedimientos para la toma de decisiones estratégicas. Obligatoriedad para la toma de estas decisiones de realizar estudios de impacto-beneficio, considerando todas las variables y riesgos inherentes a la decisión, y establecer planes de contingencia o salida en caso de que los planes no salgan como está previsto.
  3. Asumirlo: tomar las decisiones con la mejor información disponible, asumiendo que la empresa se enfrenta a una decisión que puede cambiar completamente el rumbo de la empresa.

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16 de marzo de 2009

Riesgo de negocio - ¿Dejarán mis clientes de comprarme por la apertura del nuevo centro comercial?

Podemos definir el riesgo de negocio como la posibilidad de que nuestra carnicería tenga pérdidas de valor porque pierda la posición actual en su ámbito de referencia (por ejemplo, abre un centro comercial en las cercanías de mi localidad, y pierdo a la mitad de mi clientela).

Por suerte la competencia en cualquier negocio existe. Gracias a ella se mejoran los productos, la calidad de los servicios y los precios de acceso a los mismos. Sin embargo, para el propietario de nuestra carnicería la competencia también es un quebradero de cabeza.

¿Cómo puedo gestionar el riesgo de que otros abran sus negocios cerca del mío haciéndome perder clientela? En otros post he comentado que la gestión de los riesgos pasa por asumirlos, mitigarlos o externalizarlos. En este caso, no es posible externalizar el riesgo ya que nuestro negocio es el factor diferencial con el que contamos, por lo que no es posible externalizarlo, y no podemos contratar un seguro “anticompetencia”.

Así que lo que tenemos que hacer es asumirlo. Sencillamente, debemos ser mejor que nuestra competencia en aquello que nuestro público objetivo valore. Gestionar este riesgo implica ser conscientes de las novedades que hay en nuestro negocio, de los cambios en los comportamientos de los consumidores (por ejemplo tendencia hacia platos precocinados, o hacia productos bajos en grasa…).

El riesgo de negocio es el principal elemento por el que ganamos dinero, por el que podemos salir adelante. Así que debemos ser los mejores para sobrevivir y para ser rentables.

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7 de marzo de 2009

¿Qué es el capital económico? ¿y el capital regulatorio?

En los post anteriores he explicado algunos conceptos de riesgo tal y como se conocen en el entorno bancario (crédito, mercado, operacional, liquidez…), si bien como ya he explicado son riesgos que afectan a todas las empresas y personas.

Dada la importancia del sistema financiero para el desarrollo económico, se formaron a partir de la segunda mitad del siglo XX diferentes organismos internacionales cuyo objetivo era fortalecerlo. De una de estas instituciones surgieron los acuerdos de Basilea para mejorar la gestión de los riesgos y la adecuación del capital de los bancos. Voy a tratar de poner un ejemplo sencillo, y después trataré de explicar la importancia de tener un capital suficiente para cualquier empresa e individuo.

Imaginémonos que queremos ir de viaje las próximas vacaciones a Tailandia con nuestra pareja durante 10 días. Lo primero que haremos será hacer un presupuesto, por ejemplo:
  1. Gastos de viaje – 1.400 euros
  2. Alojamiento – 600 euros
  3. Manutención – 50 euros por día – 500 euros
  4. Regalos y varios - 500 euros.
Por tanto, de acuerdo a este presupuesto nos vamos a gastar 3.000 euros. Si en vez de personas fuéramos una empresa, a esto lo llamaríamos “pérdidas (o gastos)” altamente probables y por tanto lo provisionaríamos (en inglés a esto lo llamaremos Expected Losses o Pérdidas Probables).

Una vez en el viaje, tenemos la posibilidad de comprar un collar de perlas que es una ilusión que hemos tenido siempre y que cuesta 1.000 euros, o tenemos un pequeño problema físico que conlleva hospitalización y nos supone un coste médico de 1.000 euros. Estas pérdidas no las teníamos previstas (las llamaremos Unexpected Losses o Pérdidas improbables).

La enfermedad que hemos contraído es más importante de lo que pensábamos y no nos la pueden tratar en Tailandia. Tenemos que fletar un avión medicalizado para que nos traiga de vuelta a España y nos cuesta 30.000 euros (importe que no nos podemos permitir). A estas pérdidas las llamaremos Severe Losses o Pérdidas Severas.

Bien, en banca el Nuevo Acuerdo de Basilea II, marca unos criterios para el cálculo del capital regulatorio que define cuál tiene que ser el capital (fondos propios) que tienen que tener las entidades para poder afrontar las Unexpected Losses. Las Expected Losses forman parte de nuestro día a día, las estimaremos, y las provisionaremos. Las Unexpected Losses son sucesos de baja probabilidad, pero que es posible que sucedan, y para su cobertura tenemos que tener capital suficiente (es decir, cuando viajamos al extranjero tenemos siempre un remanente un dinero propio para pagar algún imprevisto, o podemos tener una tarjeta de crédito para afrontar estos gastos). Pero en ocasiones muy remotas hay eventos que son tan improbables que nos hacen quebrar (Severe Losses).

El capital regulatorio marca a los bancos unas pautas o reglas sobre cuál tiene que ser su capital mínimo (y por tanto su nivel de apalancamiento). Éste no tiene por qué ser igual al capital económico, que sería el capital que cada entidad de acuerdo a sus características debería tener para poder afrontar esas pérdidas inesperadas.

En el caso de las empresas no financieras y de los ciudadanos, no hacemos ningún tipo de medición de cuál debe ser ese capital mínimo para poder soportar unas pérdidas inesperadas, que nos hagan cerrar la empresa o que nos supongan ir a la suspensión de pagos.

Por ello, toda la medición de riesgos que he mencionado en los post anteriores debe también acompañarse de una adecuada gestión de capital. A más riesgo asumido (no mitigado, o externalizado) debería tener más capital (fondos propios) porque la probabilidad de que haya pérdidas inesperadas será mayor (si me voy de viaje a Irak, mayor riesgo, tengo más probabilidad de tener pérdidas inesperadas, que si me voy a un balneario a La Rioja).

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