Después de la
decimoséptima reunión en abril, se habían celebrado dos más de las que no llegué a publicar los correspondientes informes. La decimoctava fue en mayo y no alcanzo a recordar la razón por la que no escribí sobre ella, la decimonovena fue en junio y la razón para no escribir sobre ella es que no había mucho que contar, la cifra de participantes ascendió a la increíble cifra de dos -incluyéndome a mí-.
Hubo un intento de organizar la vigésima en septiembre pero finalmente se canceló porque iba camino de repetir la cifra de asistentes de la anterior. Al final, completamente sobre la marcha, se organizó una reunión para ayer que acabó reuniendo a cinco participantes, y que puede ser la primera de dos reuniones en octubre, puesto que hay otra convocada para el domingo 26. Los que queráis asistir podéis apuntaros en el
wiki.
Volviendo a la vigésima reunión, lo cierto es que podría considerarse igualmente la primera reunión en la provincia de Burgos, puesto que se celebró en la casa de Egoitz y Gema, que viven a cinco minutos de Balmaseda, pero en Burgos.
Entre que quedamos, cenamos y nos pusimos con el juego, la partida empezó bastante tarde, más cerca de las once que de las diez de la noche. Decidimos jugar con reglas modificadas como en otras ocasiones: misma profesión para todos, nada de pelotazos con acciones, mercado abierto de acciones -puede comprar cualquiera, no solo el que levanta la carta-, posibilidad de compartir negocios y de venderlos a otro jugador, cobro de los ingresos pasivos al caer en el paro, necesidad de cubrir dos veces los gastos con ingresos pasivos para alcanzar la vía rápida...
Esta vez la profesión de inicio fue mecánico: pocos ingresos, pocos gastos y poco flujo mensual. Jorge empezó con muy mala suerte, antes de terminar la primera vuelta tenía un hijo, era propietario de un yate con un importante préstamo bancario y había pasado una temporada en paro, entre unas cosas y otras, su flujo había pasado de $720 a $270. Un palo muy gordo para empezar.
El resto, empezamos poco a poco con los pequeños negocios, sobre todo acciones. En cuanto la venta de un par de acciones a buen precio puso un poco de dinero en el juego, empezó la compra de negocios entre varios. Al principio pequeñas viviendas con inquilino, pero con dinero en la mesa no tardó en llegar la fiebre por los grandes negocios.
Esa inevitable tendencia a buscar grandes negocios cuando hay dinero hace que el mercado de acciones desaparezca. Creo que en futuras partidas propondré una nueva regla para solucionarlo: sacar todas las cartas de acciones del montón de pequeñas oportunidades y levantar una cada vez que alguien pase por sueldo. El mercado de acciones tendría más sentido así, a diferencia de la vivienda, el precio de las acciones es conocido y muy fácil de consultar en cualquier momento. De hecho, a veces no hace falta ni consultar, ayer el desplome de las bolsas era la noticia del día.
Al estar los negocios muy repartidos entre los jugadores, las oportunidades de venta dieron dinero a casi todos al tiempo, lo que hizo que la partida se mantuviese muy igualada. Incluso Jorge, que se había quedado muy retrasado por la mala suerte inicial, consiguió remontar con varias inversiones especulativas que le salieron bien.
El primero en salir de la carrera de la rata fue Iñigo, con una importante suma de dinero proveniente de la venta de dos viviendas consiguió quitarse la hipoteca de la casa y reducir sus gastos muy por debajo de la mitad de sus ingresos pasivos. Egoitz se quedó muy cerca de lograrlo en el mismo turno, pero tuvo que esperar a cobrar dos sueldos más para poder cancelar sus tarjetas de crédito y reducir sus gastos lo suficiente. En el mismo turno que Egoitz, también Gema alcanzaba la independencia financiera.
Puede dar la sensación de que cancelar deuda es la vía de alcanzar la independencia financiera, pero lo cierto es que reducir gastos no sirve de nada si no se generan antes suficientes ingresos pasivos. De hecho, todos los jugadores tenían un nivel de deuda muy elevado cuando alcanzaron la independencia financiera, pero era mayormente lo que Kiyosaki denomina deuda buena. Deuda que se ha utilizado para comprar activos que generan más ingresos que gastos la deuda para comprarlos.
En la vía rápida, la cosa fue visto y no visto. Egoitz sólo necesitó dos tiradas para alcanzar su sueño y ganar la partida. Eran ya casi a las dos de la mañana y, aunque a varios de los asistentes les tocaba madrugar para ir a trabajar hoy, todavía estuvimos un rato charlando de cómo conseguir ingresos pasivos.
Antes de despedirnos, nos hicimos la foto de rigor:
De izquierda a derecha: Jorge, Egoitz, Gema, Iñigo y Jaizki.Etiquetas: Bilbao, Jaizki, Reunión