7 de julio de 2007

Primera reunión en Zaragoza

El día 23 de junio se celebró la primera reunión en Zaragoza. Aunque estuve presente, me aproveché de la presencia en la reunión de dos blogeros: Alfonso y Miguel, para dejar en sus manos la redacción de la crónica del día. Al final, fue Alfonso el que aceptó la tarea y aquí dejo la entrada que ha escrito en su blog: El camino hacia tu independencia financiera. Muchas gracias, Alfonso.

Con retraso (pasó hace dos sábados, el 23-J) escribo esta crónica sobre la visita que nos hizo Jaizki.

Jaizki es una persona singular: estudió Ingeniería, trabajó de varias cosas relacionadas con la informática y buen día decidió dejarlo todo y establecerse por su cuenta. Es un buen ejemplo de emprendedor: siempre tiene ideas rodando por su cabeza, posibles negocios a la espera de explotar. Ideas donde otros no vemos nada. Me impresiona.

Es el profeta de una nueva forma de entender tus finanzas personales. Os preguntaréis: ¿y para qué vino Jaizki? Pues vino a mostrar a algunas personas que estamos interesadas el juego CASFLOW 101, es decir, un juego de mesa que te enseña alcanzar tu independencia financiera (es decir, a vivir sin depender de tu nómina). A primera vista, puede parecer algo fácil, pero no lo es. Esencialmente, es un juego (con restricciones) que te enseña cómo y cuándo invertir, cómo debes hacerlo, cómo valorar oportunidades y, lo que es más importante, cómo llevar eso a tu vida diaria.

El juego se divide en dos partes: la carrera de la rata, es el lugar donde nos encontramos la mayor parte de nosotros y la vía rápida:
La carrera de la rata es la situación, bastante habitual, en la que cuando aumentan los ingresos, aumentan los gastos en igual o mayor medida, de forma que no importa cuánto dinero se consiga ganar trabajando por cuenta propia o ajena, siempre se tiene necesidad de seguir trabajando para cobrar la nómina a fin de mes. Normalmente, tanto mayor la necesidad cuánto mayor la nómina, y tanto mayores los problemas si cualquier imprevisto reduce o hace desaparecer esa nómina.
El juego empieza asignándote una profesión (médico, empresario, secretaria). Por ejemplo, el médico tiene el mejor sueldo pero también tiene los mayores gastos (un coche más lujoso, un chalet en la Sierra, un colegio más caro de los niños, etc.). El objetivo inicial es salir de la carrera de la rata. Únicamente sales cuando vas saldando tus deudas (coche, hipotecas, colegios de los niños, etc.) y consigues ingresos pasivos (esos que consigues sin trabajar: inversiones, bolsa, acciones, negocios, etc.) suficientes para cubrir tus gastos fijos. En ese momento, eres financieramente independiente y pasas a la segunda parte del juego: la vía rápida, donde te conviertes en el

El juego empezó bastante lento, porque aparte de Jaizki, ninguno de los otros tres jugadores (José Ignacio, Miguel y yo) teníamos experiencia. Cada uno de nosotros con papel y lápiz, anotando en cada tirada nuestra situación financiera. A cada posible negocio, Jaizki nos hacía la misma pregunta: ¿ te interesa ese negocio ? Valora la inversión inicial, el rendimiento que puede darte, el resto de inversiones que tienes, tu capacidad financiera actual, cuánto deberías pedir al banco para afrontar esa inversión, etc.

Yo elegí una alternativa bastante conservadora, invirtiendo poco y acumulando dinero en caja. Acumulé cierto capital, pero apenas si podía invertir en nada. Cuesta cambiar el chip. El juego es bastante completo, puedes quedarte sin curro, cobrar 2 sueldos en cada vuelta al tablero, puedes caer en la casilla de hijos, darte caprichos, ... Tuve un par de hijos, que aumentaron mis gastos mensuales significativamente.

Miguel y José Ignacio optaron por una estrategia conservadora también, aunque algo más arriesgada intentando algún pequeño negocio. Jaizki, sin embargo, enseguida se hizo con un piso 3 habitaciones/2 baños solicitando un préstamo al banco, asumiendo riesgos bastante calculados. En un par de rondas pudo vender y consiguió dinero suficiente para poder amortizar parte de sus gastos y reducir sus ingresos. En tres rondas más, había hecho otra inversión (si no recuerdo mal una compra de acciones) que le dió ingresos suficientes para salir de la carrera de la rata. Sus ingresos por inversiones superaban
sus gastos fijos.

Mientras tanto, nosotros seguíamos allí en la carrera, cobrando puntualmente el sueldo, pero sin ingresos. Así que cada uno adoptó una estrategia diferente: Miguel buscaba pelotazos a través de la compra de pisos combinado con una pequeña cartera de acciones, José Ignacio compró bastante acciones de una farmaceútica y yo buscaba un negocio floreciente. Poco a poco, todos fuimos saliendo de la carrera de la rata -incluido un pelotazo gordo de Miguel-, y allí lo dejamos.

Fueron cuatro horas de juego. Lo mejor: compartir conocimientos y experiencias, haciéndote reflexionar sobre el enfoque que le das a tus finanzas.

Miguel escribió su propia crónica del evento: Finanzas personales del maestro jaizki, y aunque soy de Bilbao, tengo que reconocer que tantos cumplidos hacia mi persona me han puesto colorado.

Además, a Miguel debemos la foto de los asistentes:


De izquierda a derecha: José Ignacio, Jaizki -agachado-, Alfonso y Miguel.

En esta foto aparece también la famosa maleta azul de la que ya habló Carleth en: De como siempre he ganado, y que me ha acompañado a prácticamente todas las reuniones que se han organizado hasta ahora.

Por cierto, si hay algo de esta reunión que difícilmente olvidaré, es lo que me costó llegar. Todo empezó por no comprar el billete cuando se fijó la fecha de la reunión. Dado que estábamos pocos apuntados, decidí retrasar hasta el último día la compra del billete, por si finalmente se cancelaba. Estaba todo confiado viendo en Movelia que el autobús de la 9.00 estaba completo pero no así el de las 6.30.

Cuando se confirmó definitivamente que estábamos al menos cuatro para la reunión, fui a reservar y, sorpresa. Movelia me engañaba. Me dejaba seguir todo el proceso de compra pero al final me decía que no quedaban planzas.

Después de llamar varias veces a Alsa, conseguí finalmente que me atendiese una persona que me confirmó que había dos autobuses a las 6.30 y otros dos a las 9.00, todos completos.

Viendo que no había autobúses directos, empecé a buscar todas las combinaciones pasando por otras capitales de provincia y, sólo había una posible sin hacer noche en Zaragoza: pasando por San Sebastián. Eso sí, tenía que salir de Bilbao a las 5.15 de la mañana, y sólo quedaban dos plazas. Reservé una al instante.

Al día siguiente, ya en la central de autobuses a las 5.15, me encontré con cerca de cien personas esperando para coger ese mismo autobús. Entonces descubrí la causa de esta marabunta, y de que yo no pudiera ir directo a Zaragoza, el Bilbao Live Festival.

Con cinco minutos de retraso, llegó el autobús, que venía de Gijón. Muchos de los que estaban esperando no tenían billete y contaban con comprarlo al conductor en el momento, cosa que no pudieron hacer porque ya estaban todas las plazas vendidas.

Llegamos a San Sebastián con cierto retraso y dado que en aquella central de autobuses -por llamarla de alguna manera- no hay absolutamente ninguna información, me dediqué a controlar constantemente los tres autobuses de la compañía con la que viajaba -La Roncalesa-, pero en ninguno de los tres había conductor.

A las 7:05, cinco minutos después de la supuesta salida del autobús, apareció el conductor de uno de ellos. Cuando le pregunté si era el que iba a Zaragoza, me indicó que ese autobús acababa de salir. ¡Imposible! Llevaba allí desde menos diez y no había salido ningún autobús de La Roncalesa. Cierto, pero aunque el billete era de La Roncalese, ese servicio lo hacía la compañía Hife. El siguiente autobús a Zaragoza era a las 9.00, y paraba en todos los pueblos del camino.

Por un capricho del destino, el conductor con el que hablé, salía entonces de vacío para Pamplona, donde también paraba el autobús que yo debía haber cogido. Después de hablar con el conductor del autobús que ya había salido por radio, me hizo subir y me llevó hasta Pamplona. ¡Autobús para mí solo!

Ya en la central de autobuses de Pamplona me indicó cuál era el autobús que debía haber cogido. Después de poner la maleta en el maletero y esperar la cola, el conductor de este, me dijo que él seguía para Benidorm y que yo tenía que tomar otro autobús de "La Roncalesa" que iba a Zaragoza. Me dió el billete que debía utiliar, y me indicó de dónde salía el autobús que debía coger. Preguntando a un conductor de "La Roncalesa" encontré el dichoso autobús que iba a Zaragoza, y que resultó ser de "La Tudelesa".

Después de todas estas visicitudes, lo increíble es que llegué a Zaragoza, y sólo diez minutos más tarde de lo que hubiera llegado en el autobús directo.

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