Primera reunión en Pamplona
Llegué a Pamplona sobre las 10.00. Allí me encontré con Conchi y Sam -que venían a buscarnos- y con Sergio -que venía de Zaragoza con Dora-. Dora tenía un compromiso y se iba a incorporar a la reunión más tarde.
Como la reunión no estaba convocada hasta las 12.00, nos pasamos un buen rato charlando en la cafetería de la estación sobre los temas que hay que considerar a la hora de comprar un piso o un local para alquilar.
Llegamos al centro comercial donde habíamos quedado para la reunión ligeramente después de las 12.00. Estaba casi vacío, así que elegimos una esquina tranquila seguros de que si alguno llegaba al lugar buscándonos no tendría problema para encontrarnos.
Nos pusimos de acuerdo en jugar con reglas modificadas, como ya hemos hecho en varias ocasiones. La principal regla modificada es la posibilidad de comprar oportunidades entre varios jugadores. Esta regla introduce la colaboración en el juego y los acuerdos complejos entre jugadores, lo que lo hace mucho más realista e interesante.
También añadimos la regla de que para salir de la carrera de la rata hace falta tener el doble de ingresos pasivos que de gastos. Esto ralentiza el juego y lo hace más difícil para las profesiones con más gastos, pero es más realista. Después de la partida pensamos en introducir una variante, que cuando se alcance tantos ingresos pasivos como gastos, el jugador pueda pasar a trabajar a media jornada cobrando la mitad -y pagando la mitad de impuestos-, pero levantando el doble de cartas de oportunidad en su turno. Creo que merecerá la pena probar esa regla.
Para que las acciones sean accesibles para todo el mundo, y no sólo para el que levanta la carta, decidimos separar todas las cartas de acciones en una pila aparte y sacar una cada vez que un jugador pasaba por la casilla inicial. Hubo muy mala suerte con las cartas que salieron y no hubo oportunidades en acciones pero, en cualquier caso, esta solución demostró ser insuficiente. Habrá que seguir buscando formas mejores.
Dado que quedaron muy pocas cartas entre los pequeños negocios nos inventamos una nueva regla: que al ir a buscar un pequeño negocio hay una probabilidad de que te encuentres con uno grande. En este caso, esa probabilidad la simulábamos tirando un dado, de 1 a 4 levantabas una carta de pequeño negocio; de 5 a 6, una carta de gran negocio.
A Sam le tocó ser ingeniero; a Sergio, policía; a Conchi, conserje y a mí, piloto ( $9.500 de sueldo, $6.900 de gastos y $2.600 de flujo).
Las primeras tiradas todo el mundo intentó ir a por negocios pequeños pero le salieron grandes, por la regla de la tirada de dado. Yo tuve suerte y encontré una vivienda 3/2 que no requería mucho desembolso inicial y la revendí casi seguido por $110.000. En cuanto se juntó algo de dinero en la mesa, empezaron las compras de oportunidades entre dos jugadores.
Dora llegó casi a las dos, no habíamos avanzado mucho cuando con la partida y había apetito, así que aprovechamos para parar a comer y charlar durante la comida.
A Dora le tocó ser gerente de negocio. Le dejamos tirar unas cuantas veces para llegar más o menos hasta donde estábamos el resto.
Con el dinero que había conseguido con la venta de la vivienda 3/2 me metí en una 4U y una 8U, con $1.000 y $1.700 de flujo respectivamente.
Sam encontró una 8U que por $32.000 de pago inicial ofrecía un flujo de $1.700. Era una oportunidad muy buena pero a mí ya sólo me quedaban $1.900 de ahorros y comprarla pidiendo todo al banco me suponía asumir un flujo negativo de $1.400 ($1.700 - $3.100). Nadie tenía suficiente para comprar la carta y como no se podían de acuerdo para comprarla entre varios, le ofrecí a Sam $1.000 por la carta para hacer una experimento y me la vendió.
Lo que hice fue vender a todos bonos de $1.000 con un flujo mensual de $50 y con posibilidad de recompra por $3.500 si aparecía un comprador. Sam compró 9; Dora, 6; Conchi, 5 y Sergio, 3. En total, 23 bonos a $1.000, me suponían $23.000 por los que tendría que pagar $1.150 al mes. Los $9.000 restantes se los pedí al banco que al 10% mensual me costaban $900 al mes. $1.700 - $1.150 - $900 me dejaban $350 de flujo negativo en vez de $1.400. Además, como mi flujo ya era muy alto por las compras que había hecho antes, con primer sueldo devolví $7.000 al banco reduciendo mi pago a $200 y pasando de un flujo negativo de $350 a uno positivo del mismo importe y, además, la propiedad de la vivienda.
Acto seguido, la suerte me volvió a sonreír y apareció un comprador de viviendas dúplex, 4U y 8U a $40.000 la unidad. Vendí la 4U, las dos 8U y un dúplex que había comprado con Conchi, pagué a todos $3.500 por sus bonos y me quedaron $219.000 para invertir.
Sam juntó un dinero con la venta y compró una oportunidad que le da bastante flujo, por desgracia, con gastos elevados todavía le quedaba bastante lejos la independencia financiera.
Conchi compró varias oportunidades con otros, y algunas ventas le dejaron cierto capital en mano, pero le faltaba aumentar sus ingresos pasivos.
Sergio tuvo muy poca suerte con las cartas, no le salieron buenas oportunidades y le faltaba líquido para entrar en las que nos salían al resto.
Dora hizo caja con la oportunidad de los bonos y se compró una casa por $9.000 de entrada que le daba $300 al mes. La vendió y consiguió reunir un buen capital.
De mientras, yo aproveché todo el dinero que tenía en caja para comprar todas las oportunidades grandes que pude: dos 3/2 y un dúplex que me daba $240, una pizzería a medias con Sergio -el puso 13.000 y yo 17.000 por el 50%- que me dejaba $1.250, una franquicia de pizzerías que requería una inversión de $100.000 -y que compré a Conchi por $10.000- que me dejaba un flujo de $5.000, una 8U que me dejaba $1.600...
Sonando ya la bocina vendría las dos 3/2 por 135.000, devolví todas mis deudas y me quedé con $45.000 en líquido, $9.090 de flujo y $4.560 de gastos... ¡A falta de 30 para salir de la carrera de la rata con el doble de ingresos pasivos que de gastos!
Acordé con Sergio pagarle $5.000 por ampliar mi participación en la pizzería que teníamos a medias y ganar $50 más al mes. ¡Directo a la vía rápida!
Aquí decidimos levantar el campamento, no sin antes hacernos la foto de rigor:
De izquierda a derecha: Dora, Jaizki, Sam, Conchi y Sergio.
Conchi y Sam nos acercaron a la estación de autobuses, allí me despedí de Sergio y Dora, que salían media hora después hacia Zaragoza.