3 de julio de 2009

Vigesimoprimera reunión en Bilbao

Casi 9 meses después de la vigésima reunión, el pasado sábado 27 de junio se celebró la vigesimoprimera.

La verdad es que en estos 9 meses no ha habido demasiado interés y la vigesimoprimera reunión se organizó, sobre la marcha y casi de casualidad, para que pudiesen jugar dos nuevos miembros de RichDadClub.es que fueron los únicos en contestar a la última convocatoria que envié por correo.

Como podéis imaginar, el número de asistentes fue tres, Álvaro y Alberto -los dos nuevos miembros- y un servidor.

La reunión estaba convocada para las 17.00, yo llegué más o menos a la hora y ya estaban allí esperando Álvaro y Alberto. Nos ubicamos en una mesa y empecé a desplegar tablero, fichas y billetes y a comentar las reglas, así que calculo que empezamos a jugar antes de las 17.30.

En el reparto de profesiones, a Álvaro le tocó ser maestro -sueldo 3.300 y flujo 1.110-; a Alberto, piloto -sueldo 9.500 y flujo 2.600- y a mí, camionero -sueldo 2.500 y flujo 880-.

Al principio de la partida todos íbamos a por pequeños negocios, Álvaro y Alberto compraron varios tipos de acciones a precios intermedios, pero no fue un buen día para invertir en acciones: no hubo ninguna acción a precio bajo ni apenas oportunidades de vender con beneficio.

En la primera vuelta, Álvaro y yo tuvimos un hijo cada uno y los tres terminamos en el paro. Yo compré una 2/1 con todos mis ahorros y algo de deuda. Alberto compró dos 3/2 y yo compré otra. A Álvaro sólo le aparecían acciones.

El juego cambió de golpe cuando una carta de mercado trajo un comprador que se quedó con mi 2/1 y me dejó $29.000 en el bolsillo. Lo primero que hice con ese dinero fue comprar una 3/2 con 8.000 de pago inicial.

Álvaro tuvo otro hijo y, para hacer caja, decidió levantar un gran negocio a ver si me lo podía vender. Era un 4U de 15.000 con 600€ de flujo. Después de analizar los distintos métodos para establecer el precio que podía pedir por la oportunidad, llegamos a fijarlo en 4.000. Yo me quedaba sin líquido y tenía que volver a las pequeñas oportunidades, pero me quedaba con un flujo muy bueno y sin deuda con el banco. Álvaro, con el dinero que había conseguido vendiéndome la oportunidad, volvió a por grandes negocios y compró un 3/2 con pago inicial de 7.000 y flujo de 150.

En este momento, otra carta de mercado volvió a introducir liquidez en el juego. Aparecía un comprador de 3/2 dispuesto a pagar 100.000 por cada una. Álvaro vendió su 3/2 recién adquirida y juntó 53.000, Alberto vendió uno de los dos que poseía y se hizo con 42.000, yo vendí los dos que tenía y me quedé con 93.000 limpios.

Ahora todos íbamos claramente a por grandes oportunidades. Álvaro compró un dúplex con un pago inicial de 8.000 y un flujo de 240. Yo tuve más suerte y me encontré con una lavandería que, por un pago inicial de 30.000, me daba 2.500 de flujo y me sacaba de la carrera de la rata con 3.100 de ingresos pasivos, que en la vía rápida se convertían en 300.000.

En la vía rápida pasé un buen rato dando vueltas sin caer en oportunidades ni en mi sueño, pero aprovechando para crear mercado de valores para niños y salvar a los mamíferos marinos.

Mientras tanto, a Alberto le surgió la oportunidad de comprar un edificio de 60U, que con 200.000 de pago inicial le hubiera dado 11.000 de flujo, pero le quedaba demasiado grande. Lo siguiente que le pasó fue que cayó en capricho y se tuvo que comprar un barco con 1.000 de pago inicial y 17.000 de crédito, que le sumaban 340 a sus gastos mensuales. Se repuso un poco comprando un 3/2 por 9.000 que le daba 300 de flujo, un 4U por 20.000 que le daba 800 de flujo y un dúplex por 6.000 que le daba 300.

Álvaro, por su parte, tuvo su tercer hijo y cayó en el paro, pero se repuso rápidamente. Compró un dúplex por 7.000 que le dejaba 140 de flujo y acto seguido, un locutorio que por 40.000 le dejaba 2.700 de flujo y le sacaba de la carrera de la rata.

Con Álvaro ya en la vía rápida y posibilidad de que ganar cualquiera de los dos, la suerte me sonrió y me hizo caer en mi sueño: el cuerpo de paz capitalista.

Después de recoger el tablero estuvimos charlando un poco sobre qué hacer en la vida real, pero fue poco porque distintos compromisos nos requerían. Nos despedimos a eso de las 21.00 con idea de organizar más reuniones. A ver si es verdad.

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