2 de mayo de 2009

Riesgo de concentración - ¿qué pasa con mis ventas si en mi barrio crece mucho la tasa de paro?

Posibilidad de que nuestra carnicería incurra en pérdidas de valor como consecuencia de que nuestra inversión está centrada en un sector, área geográfica, o clientes concretos que nos suponga una excesiva dependencia.

Este riesgo tiene que ver con el dicho “no poner todos los huevos en la misma cesta” porque si se cae la cesta y se rompe, evidentemente nos quedamos sin huevos. Este riesgo se da en todas las áreas de la empresa y su gestión, aunque a primera vista podría parecer sencilla, es muy difícil de realizar. Pongamos ejemplos de riesgo de concentración en nuestra carnicería:
  1. Tenemos una carnicería en un barrio que ha crecido mucho gracias a la construcción, y el negocio va viento en popa. De repente, estalla la crisis y nos encontramos que la tasa de paro en nuestro barrio se dispara hasta el 30% y la gente deja de comprar en la carnicería, o cambia sus preferencias de compra hacia productos más baratos, o comercios más asequibles. Esto es un riesgo de concentración geográfica.
  2. Nuestro principal cliente es un restaurante que supone el 50% de nuestra facturación. En este caso tenemos concentración en clientes.
  3. Toda la carne que vendemos en la carnicería se la compramos a un proveedor que nos da un excelente servicio, pero que debido a la crisis se ha visto obligado a cerrar. Riesgo de concentración de proveedores.
  4. Hay muchos ejemplos más, riesgo de concentración en inversiones (invierto todo mi dinero en un negocio), sectores industriales (sólo invierto mi dinero en promotores inmobiliarios), recursos humanos (determinadas personas de mi organización son claves y la falta de alguno de ellos puede poner en peligro mi empresa)…

Gestionar este riesgo es complejo, porque podemos estar concentrados en muchos aspectos del negocio, y en ocasiones no es fácil cambiarlo (por ejemplo, las cajas en los últimos años han concentrado gran parte de su negocio en el sector de promoción inmobiliaria, y es complicado de la noche a la mañana salir del negocio, lo mismo que si el 100% de tus ventas son al sector de automoción comenzar a vender tu producto a otros sectores es complejo).

Para gestionar el riesgo deberemos valorarlo y tomar la decisión de asumirlo, externalizarlo o mitigarlo.
  1. Mitigarlo: reducir la concentración, buscar nuevos clientes, dirigirnos a nuevos mercados, nuevos sectores, nuevas inversiones…
  2. Externalizarlo: este es un riesgo que es difícil de externalizar, ya que forma parte de nuestro propio negocio. Si estamos muy concentrados en una inversión en un sector podemos comprar, por ejemplo, un seguro que en caso de que quiebre una empresa del sector recibas un dinero a cambio, pero no es algo sencillo, y no implica que reduzcas el riesgo.
  3. Asumirlo: Como siempre es posible asumirlo, pero desde el conocimiento y tratando de tomar decisiones que te permitan salir del negocio a tiempo en el caso en que veas que la concentración pueda poner en riesgo a la empresa.

En el caso de las Entidades Financieras, el Banco de España tiene articulada una normativa que impide a las Entidades prestar más de un 20% de sus recursos propios a un único grupo, o que los “n” mayores riesgos supongan más del 800% de sus recursos propios. Esta normativa pretende evitar que las entidades tengan una alta concentración individual en clientes que haga que la quiebra de un cliente, conlleve la quiebra de la Entidad Financiera. Lamentablemente, la normativa no contemplaba directamente (aunque desde 2008 sí indirectamente) penalizaciones para las entidades muy concentradas en determinados sectores (por ejemplo los promotores inmobiliarios) y esta concentración sectorial es la que supondrá, entre otros motivos, el que algunas entidades financieras tengan problemas importantes de solvencia.

Por tanto, en el camino hacia la independencia financiera es importante que los ingresos pasivos que aspiramos a obtener provengan en la medida de lo posible de diferentes sectores, regiones y/o países… para que se nos pueda romper un huevo, pero no la cesta entera.

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