4 de noviembre de 2007

Decimoquinta reunión en Madrid

El pasado sábado día 27 de octubre, se celebró la decimoquinta reunión de Madrid. Como es costumbre, antes de la reunión habíamos quedado para comer algo. Esta vez, en La Portada de Chamberí.

Yo llegué bastante pronto, sobre las 13.15, al poco fueron llegando Alejandro, Carlos y Juanjo. Y enseguida surgió una animada conversación sobre el juego, las reuniones, inversiones en la vida real... Que siguió a lo largo de la comida.

Juanjo me hizo ver que no he explicado suficientemente las ventajas de seguir viniendo a las reuniones después de la primera partida. De entrada puede parecer que una vez se ha jugado al juego ya se sabe todo lo que este puede enseñar, pero eso es lejos de ser cierto. Por un lado, cada profesión en el juego exige una forma de jugar diferente, y enseña cosas distintas. Por otro, cada partida se juega con gente distinta y eso permite descubrir perspectivas nuevas. Quizás lo más interesante del juego sea escuchar los razonamientos de cada persona a la hora de tomar una decisión. Después de casi 50 partidas, yo sigo aprendiendo cosas nuevas, y seguramente no tanto del juego como de los jugadores.

Algo antes de las cuatro, hora oficial de la reunión, llegaron Alfonso y Rosana con Miguel Ángel. Y cuando estábamos colocando el tablero, llegó César. Siendo ocho, en vez de organizar dos partidas, acabamos jugando todos en el mismo tablero, con Juanjo y Alejandro, y Alfonso y Rosana jugando en pareja.

Dado que todos habíamos jugado antes, optamos por hacer unos pequeños cambios en las reglas. Por un lado, quitamos lo de tener que reclamar el sueldo al pasar por la celda correspondiente y anulamos las acciones fuera de rango para evitar pelotazos. Por otro lado, dimos libertad absoluta de pacto para comprar oportunidades entre varios. Además, dimos opción de comprar no sólo cartas de oportunidad, si no también oportunidades ya compradas anteriormente.

Con estas modificaciones, el juego se relentizó mucho al principio por las difíciles negociaciones, pero fueron saliendo distintas formas muy interesantes de negociar: ofrecer una carta de oportunidad a cambio de un porcentaje, trocear una oportunidad entre varios inversores ofreciendo a cada uno lo que más le interesaba, ofrecer una oportunidad con condiciones especiales de salida... todo lo que permitía la imaginación de los presentes.

Juanjo y Alejandro, empezaron como doctores en medicina y se endeudaron fuerte para comprar oportunidades, pero sus altos gastos les mantuvieron atrapados en la carrera de la rata. Quizás haber sido un poco más agresivos a costa de reducir su flujo mensual para comprar oportunidades, especialmente al principio del juego, les hubiera servido para alcanzar la independencia financiera.

Alfonso y Rosana, como pilotos, tenían una situación similar. Un pelotazo temprano y un sueldo alto les dieron una buena base económica que les permitió negociar duramente la compra de oportunidades a terceros. Manteniéndose casi siempre poco endeudados estuvieron a punto de salir de la carrera de la rata.

Carlos, con un sueldo modesto desde el principio, no dejó pasar ninguna oportunidad. Compró las que pudo y negoció en el resto. Las acciones de dieron una alegría y consigió ser el primero en salir a la vía rápida con $200.000 de flujo.

César, de profesión celador, tuvo que hacer frente a un flujo muy bajo, pero poco a poco consiguió ir aumentando sus ingresos pasivos y fue el segundo en dejar la carrera de la rata, aunque con sólo $100.000 de flujo.

Miguel Ángel, también con un sueldo modesto, y tras un mal comienzo, fue recuperándose y mejorando su situación. El despegue definitivo le vino de venderme la oportunidad que me sacaba a mí de la carrera de la rata con $400.000, y por la que le pagué todo mi líquido: $40.000. Dinero con el que no tardó en comprar una gran oportunidad y volvar a la vía rápida.

Yo, de profesión secretaria, y con ingresos bastante ajustados, me dediqué a negociar cada oportunidad que levanté de todas las formas posibles, intentando en cada ocasión evitar los errores que había tenido en las negociaciones anteriores. Mi situación fue mejorando poco a poco y la aparición de un inversor comprando casa me dió por fin el líquido necesario para poder comprar grandes oportunidades. Intenté negociar con Juanjo y Alejandro comprarles parte de sus propiedades, pero no quisieron. Finalmente, tuve la oportunidad de salir con $200.000 de flujo, pero preferí endeudarme para no salir tan rápido, y poder comprar a Miguel Ángel la gran oportunidad que me permitió salir con $400.000.

Con Carlos dando vueltas haciendo caja pero sin conseguir caer en su sueño ni comprar negocios, y César, Miguel Ángel y yo compitiendo en la vía rápida, llegó la hora de levantar el campamento.

Mientras jugábamos, llegó Nando, que se quedó de observador. Algo más tarde, y en un breve lapso de tiempo, llegaron Óscar y Enrique. Como nosotros llevábamos ya bastante avanzada la partida, empezaron a jugar por su cuenta. Estando tan enfrascado como estaba con las negociaciones, me temo que no presté demasiada atención a su partida. Afortunadamente, Óscar publicó una breve entrada titulada RichDadClub en su blog Tras la persiana, y Nando me envió una completa descripción de su partida que reproduzco aquí:

Llegué a las 5 y pico desde las afueras de Madrid y acababan de empezar la partida nuestros conocidos, que cada vez lo son más, y por tanto amigos. Los que llegamos algo más tarde nos encontramos con una mesa con jugadores compartiendo juego y "nuevas" reglas, prohibiendo los pelotazos (acciones fuera de rango de variación fijado en la carta) y promoviendo el compañerismo para llegar a inversiones difíciles cuando estamos comenzando. Justo cuando el ambiente se ponía caliente por hacer negocio con cartas para vender, llegaron Enrique Brito y Oscar.

Jaizki sacó el otro tablero y al ser sólo 3 y Oscar novato con el juego, comenzamos algo más lento de lo habitual, tratando de situar en antecedentes al compañero, quien aprendía a pasos agigantados. Al repartir profesiones tocaron esta vez modestas a Enrique y Oscar y a mi por primera vez una con abultados bolsillos: el doctor. Con un sueldo de €13.200 y los gastos controlados, parecía que salir de la carrera resultaría más fácil, sobre todo si no caía a menudo en casillas de "reajuste de personal", "bebés" a €640 la cabeza o caprichos caros como el yate o la tele de plasma. Los 3 tuvimos suerte de no caer en ningún capricho excesivo, aunque Oscar llegó a tener 3 hijos sin que decayeran sus ánimos. Oscar y Enrique cayeron varias veces en las casillas de caridad, eligiendo aceptarla siempre, lo cual les hizo moverse más rápido para cobrar más sueldo y obtener más oportunidades. Aunque a todos nos tocó algún reajuste lo notaron más los sueldos moderados.

Bien dice Kiyosaki que es bueno rodearse de todo tipo de amigos, ricos y pobres, porque de unos aprendes qué hacer y de otros qué no hacer. Consciente de que el azar me había dado una oportunidad en la vida del juego, y la vez no me dejaba caer en caridad ni una sola vez, me propuse ayudarnos como en la otra mesa, colaborando con los demás a medida que era un beneficio para todos. A punto estuvimos de rechazar el primer negocio de pago inicial de €50.000, y aunque podría haberme endeudado como comentó Jaizki luego, lo repartimos en 2/5 Oscar y yo y otros €10.000 con Enrique, que no levantaba cabeza con negocios poco fructíferos, monedas únicas y suerte truncada con alguna carta pelotazo que no permitimos materializar. Y salió bien repartir un flujo de efectivo de €2.800, a pesar tener que, como suele suceder, endeudarse bastante.

Llegaron todo tipo de negocios, incluso ayudándonos a que pudiéramos conseguir entrar en ellos sin comisión. Oscar consiguió salir de la carrera de la rata el primero gracias a una efectiva gestión de ingresos, gastos y endeudamiento, la hoja lo decía todo. Mientras, el "doctor" seguía rompiéndose la cabeza para reducir gastos cuando de lo que se trataba era seguir metiéndose en más negocios. La gran ayuda de Enrique, que en todo momento ayudaba con los números, se vería recompensada cuando tras 500 acciones, 4 casas de 3/2, el edificio de 24 unidades compartido, 2 SRLs y un negocio, tuve la oportunidad de vender las cuatro casas y acumular ahorro. Justo cuando todos nos íbamos (y antes de que llegara hacienda), a Enrique le salió una carta en el último turno que dijo "esta es para ti", un bloque de aptos con €11.000 de flujo, y a la que llegaba de sobra, así que pedí un préstamo que permitía salir con menos de €1.000 de diferencia entre flujo y gastos, y a él le dí lo que se merecía, el máximo posible sin perder la oportunidad de salir: €40.000 del banco. Todos ganamos, y fuimos ricos de alguna forma, aunque "la partida no la hubiera ganado nadie".

Ahora puedo decir que entiendo mejor a mi amigo José, abogado y notario, y a mi tío Nano, oftalmólogo por la pública y con consulta propia. Y también, que para hacernos ricos debemos estar rodeados de la gente adecuada y ser agradecidos.

Éste es un gran juego, y lo mejor de todo es que RichDadClub nos permite aprender totalmente gratis, como el Padre Rico con Robert desde los nueve años. Los hay que dicen que en realidad no hubo nunca un tal padre rico, es decir, una persona que hizo muchas riquezas en Hawai y fuera padre de su mejor amigo pero, ¿eso importa?

Poco antes de levantar el campamento hicimos la foto de rigor, gracias a la cámara de Óscar, puesto que la mía se quedó muy inoportúnamente sin batería.


De izquierda a derecha: Rosana, Alfonso, Juanjo, Alejandro, Carlos, Miguel Ángel, César, Jaizki, Enrique, Nando y Óscar.

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