29 de noviembre de 2007

Décima reunión en Barcelona

Hace tiempo que no teníamos noticias de Barcelona, pero gracias a Pedro hoy publico los resúmenes de las dos últimas reuniones que se han celebrado allí, empezando por la décima. Pedro ha optado por hablar poco de la reunión en sí, y mucho de lo aprendido. Espero que os guste.

El pasado sábado 20 de octubre tuvimos una reunión con juego en Barcelona. Esta vez asistimos nueve, tres asiduos y seis nuevos. Los participantes éramos Lourdes, Sergio, Benito, Sacha, Juan Carlos, Cynthia, Sergio (otro), Pedro y un chico de México del que no anotamos su nombre.

En vez de explicar la partida con todo detalle, me voy a centrar en todas las cosas que aprendí esta vez, explicado desde mi particular punto de vista. Espero que sean de utilidad.

La última reunión fue antes de verano y ya habían pasado varios meses desde la reunión anterior. Al empezar la partida y utilizar la hoja financiera, enseguida me di cuenta de lo oxidada que tenía mi mente por la falta de práctica. ¡Sí, esa hoja que te dan al principio del juego y que está dividida en ingresos, gastos, activos y pasivos! Creo que es lo mejor que tiene el juego porque te hace darte cuenta de lo importante que es llevar tus propios números en todo momento. Para mi gusto, en el juego de ordenador la hoja financiera es demasiado asistida, y creo que en el juego de tablero el entrenamiento financiero es mucho mejor al tener que hacerlo todo manualmente.

Algunos libros de emprendedores explican que cuando quieres empezar un nuevo negocio, lo primero que has de hacer es empezar por los números y a continuación tienes que crear todo el negocio a su alrededor. Si no te salen beneficios, ya te puedes olvidar del negocio. Mucha gente empieza desarrollando la idea, creando un prototipo, buscando socios, etc., y deja para el final los números, o peor aún, no se ponen nunca a hacer los números de su negocio y después se encuentran con la dura realidad de que su negocio es un autoempleo que requiere todas sus horas de dedicación, o peor aún, que no es rentable.

El entrenamiento que te da la hoja financiera del juego, te obliga a tomar decisiones basadas en los números con una mentalidad financiera. Y eso te servirá más allá del juego, en los negocios en la vida real.

Durante el juego, el mejor ejemplo de esto lo vi en uno de los participantes. Varias veces durante el juego hicieron ofertas de compra de apartamentos otros jugadores. A menudo yo competía con él en forma de subasta, ofreciendo más dinero. Íbamos subiendo la apuesta hasta que él se retiraba y yo me quedaba con el apartamento. La puja no era por cantidades muy elevadas y los dos teníamos dinero suficiente para pagar. La diferencia es que yo pujaba de forma emocional viendo hasta donde el otro podría llegar. En cambio él había calculado con anterioridad cual era el precio máximo que valía la pena pagar según los beneficios obtenidos por el edificio. Yo me quedaba sorprendido cuando dejaba de pujar, y siempre le preguntaba como había calculado el precio máximo que estaba dispuesto a pagar. Lo importante de todo esto es que sus decisiones las tomaba en base a números, había calculado una cantidad máxima a pagar, y la estimación de esta cantidad máxima la hacía mentalmente, de forma sencilla y muy rápida. Y esto es justamente a lo que me refiero con entrenar tu mente financiera. Jugar al juego con otra gente te ayuda a mejorar esta habilidad.

Esto no significa que tengas que ser un experto financiero, pero necesitas conocer cuales son los números de tu negocio, los factores clave del éxito de tu negocio a nivel numérico, y buscar una forma sencilla de tener estos elementos numéricos clave en tu cabeza para poder tomar decisiones con rapidez. Esta habilidad te será realmente útil en los negocios en vida real.

Las conversaciones entre nosotros muchas veces son más interesantes que el propio juego.

En esta reunión tuvimos a un asistente que, a pesar de su juventud, realmente nos superaba a todos en cómo hacer negocios al estilo Kiyosaki.

Durante la partida nos explicó varios negocios de gran envergadura que estaba estudiando o que ya había realizado. Sin embargo nos dijo que el negocio más rentable que había realizado hasta el momento era comprar una pequeña tienda de pollos asados que venden en los mercados durante el fin de semana. Compró el 100% de las acciones al propietario, lo contrató como trabajador, se encargó de aumentar la producción comprando más pollos a un menor precio, promocionó el negocio, hizo otras mejoras y al cabo de unos meses se lo volvió a vender al mismo propietario por mucho más dinero del que le había costado.

Yo le comenté que meterse en un negocio de pollos sin conocer el negocio a fondo era muy arriesgado, porque te pueden salir mil cosas que desconoces. Él me contestó que el experto en pollos ya lo tenía, porque se aseguró que el propio propietario permaneciera al frente del negocio. Y los números fueron fáciles de hacer porque la rentabilidad estaba clara y solo se tenía que centrar en maximizarla bajando los costes y aumentando las ventas, entrando en una especie de beneficio por economía de escala.

Lo mejor de esto es que daba igual que fueran pollos o zapatos. Estudió sus números, vio donde estaban las oportunidades de aumentar los beneficios, corrió el riesgo, actuó en los puntos críticos y salió con beneficios.

Otros participantes nuevos preguntaron cómo se localizan ese tipo de negocios. En la reunión comentamos que una forma práctica sería: sal a la calle, entra de tienda en tienda como un cliente más y habla con la gente que trabaja en ella. Muestra interés por el tipo de negocio y te explicarán muchas cosas que te interesará saber. Aprende cómo funcionan cada unos de estos negocios y cuál es su modelo de negocio (cómo ganan dinero). En algún momento encontrarás más de una buena oportunidad para comprar o asociarte. Pero hay que reconocer que poca gente tiene este espíritu tan emprendedor.

Sin duda una mentalidad al más puro estilo Kiyosaki.

Para finalizar, explicaré la partida de forma muy resumida, que se desarrolló con mucha tranquilidad. Yo, como de costumbre, arriesgué hasta el límite y fui el primero en tener la posibilidad de salir de la carrera de la rata, pero decidí quedarme porque era más divertido. Sergio salió poco después y en ese momento decidí salir yo también. El resto de participantes siguieron dando vueltas en la carrera de la rata. Al final conseguí ganar la partida gracias a una casilla de negocios que multiplicaba mis beneficios tirando un dado.

Nos vemos en la próxima reunión en Barcelona.

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