18 de diciembre de 2006

Octava reunión en Madrid

El sábado por la tarde se celebró la octava reunión en Madrid. Como yo llegaba en avión por la mañana, sugerí organizar una comida para los interesados. El problema de estos casos es que hasta última hora no supimos cuántos éramos, así que quedamos para tomar algo en la Bodega de Ángel Sierra y buscar sobre la marcha un restaurante.

Yo fui el primero en llegar a la bodega, y después fueron llegando Óscar, Alfonso, Mario, María y Ángel María. Aprovechamos el tiempo para charlar un poco de todo, especialmente de alternativas de inversión.

De allí nos fuimos a comer a La Panza es Primero, a sugerencia de Mario, que curiosamente fue el único que se fue antes de comer. En cualquier caso, era una buena recomendación, aunque el servicio no fue muy rápido, la comida estaba muy rica. Justo antes de pedir se nos unió Nando, que no había podido venir antes.

Al estar en una mesa alargada, formada por tres mesas para dos, la conversación de dispersó un poco. Ángel María y Óscar, aprovecharon que estaban en el medio para estar a todo. Óscar nos comentó un proyecto muy interesante en el que anda metido, y para el que ya había intercambiado algunos correos con María, a la que no conocía en persona.

Después de comer, Óscar y Nando se despidieron, y el resto nos fuimos al Café Manuela, lugar habitual de encuentro. Cuando llegamos, ya estaba allí Manu, después llegaron Carlos, José y Tomás.

Para no empezar una nueva partida, José empezó a jugar con Ángel María, que tenía que irse pronto. Y Tomás empezó a jugar con Alfonso. Después de irse Ángel María y justo antes de irse Manu, hicimos la foto de rigor.


De izquierda a derecha: María, José, Jaizki, Carlos, Manu, Tomás y Alfonso.


El primero en salir de la carrera de la rata fue José, que después de un pelotazo con la venta de un negocio, vio como casi todos los jugadores jugábamos a conseguir grandes negocios para vendérselos. Manu descubrió que era mucho más lucrativo que su salario de conserje. Poco después, María consiguió llegar a la vía rápida y un rato más tarde también lo consiguieron Alfonso y Carlos. Tomás -jugando la partida de Manu- y yo, nos quedamos en la carrera de la rata. José no consiguió comprar su sueño, pero compró suficientes negocios como para aumentar sus ingresos pasivos en $50.000, ganando la partida. Y lo hizo justo a tiempo, unos minutos antes de que cerrasen el bar.

Al terminar la partida, nos fuimos todos a tomar una caña y estuvimos hablando de negocios en la vida real. Carlos y María se tuvieron que ir, y el resto estuvimos charlando un ratito más. A ver si de lo que comentamos van saliendo cosillas.

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