5 de julio de 2007

Decimotercera reunión en Madrid

El pasado sábado, día 30, se celebró la decimotercera reunión en Madrid. Como en anteriores ocasiones, se había convocado una comida previa para los interesados, pero esta vez no hubo interesados, y me tocó comer solo.

El sitio fue el Restaurante Maxi, recomendado por Raúl Andrés. No creo que nadie se vaya de allí con hambre, yo con el primer plato ya iba servido, pero como buen bilbaíno no dejé nada. ;) Y el precio, de los que ya no se ven.

Raúl llegó con unos amigos con los que había pasado la mañana en los carts y tuvo el tiempo justo para picar algo antes de salir juntos hacia Garage30, que amablemente nos había cedido para organizar la reunión.

Garage30 es un lugar físico y está dirigido a emprendedores tic, donde en un espacio sin paredes, el hecho de conocer gente, compartir conocimientos, experiencias, recursos y aunar esfuerzos hacen el camino más llevadero

Espero que Garage30, donde he tenido una modestísima contribución aportando ideas, tenga mucho éxito incentivando emprender proyectos de nuevas tecnologías.

Cuando llevábamos ya un rato hablando de lo humano y lo divino, llegaron César, Arturo y Jean. A Jean le habían llamado a última hora para trabajar esa tarde y sólo pudo pasarse a saludar. Esperemos que en futuras ocasiones el trabajo no le impida quedarse a la partida.

César, Arturo y yo, le echamos una mano a Raúl para retirar algunos ordenadores que tenía puestos y dejar una mesa libre para el juego.

Después de la explicación de rigor sobre el funcionamiento del mismo, hicimos el reparto de profesiones: a César le tocó ser abogado; a Arturo, médico; a Raúl, maestro y a mí, gerente de negocios.

Arturo, consciente de no conocer el juego, empezó con mucha cautela, no endeudándose e invirtiendo poco en las oportunidades que iba encontrando. Raúl, por el contrario, se lanzó desde el principio a todas las oportunidades que pasaban por sus manos. César, quizás por que ya había jugado a la versión de PC, se situaba en un punto intermedio, proclive a correr riesgos calculados.

Yo, aproveché que nadie quería pujar por una vivienda 3/2 que levantó Arturo, para adjudicármela bastante barata. Y, a cambio de empeorar mi flujo en 400 mensuales, conseguí una posibilidad de revalorización muy elevada.

Durante el juego, César tuvo bastante fortuna con las acciones y consiguió comprar 2.000 a $1 que vendió más tarde a $30. Con ese dinero cancelo sus deudas con el banco y me compró un gran negocio por $2.000, que utilicé para cancelar deuda.

Raúl también tuvo algunos pequeños pelotazos, y fue eliminando sistemáticamente sus deudas cada vez que juntaba unos ahorrillos.

Arturo, después de algunas oportunidades iniciales que no aprovechó por prudencia, se pasó el tiempo dando vueltas por el tablero sin caer apenas en casillas de oportunidad, y cuando lo hacía, era para hacer ricos a otros, como en el caso de las acciones a $30 de César.

En un momento del juego en que Raúl tenía dos casas 3/2, César otra y yo tres más, apareció, por fin, un comprador dispuesto a pagar $135.000. Por supuesto, todos aprovechamos la oportunidad para hacer caja, lo que supuso una entrada de efectivo espectacular.

Siguiendo su línea hasta el momento, Raúl utilizó parte del dinero para cancelar la hipoteca, reduciendo notablemente sus gastos mensuales, pero lejos todavía de alcanzar la independencia financiera debido a sus bajos ingresos pasivos.

César, en su siguiente tirada levantó una oportunidad que le daba $1.600 de flujo mensual y le sacaba de la carrera de la rata con un interesantísimo flujo de $500.000.

Arturo levantó una gran oportunidad, por la que le acabé pagando $100.000. Raúl quiso obligarme a subir la puja por esta carta pujando él mismo, pero lo hizo hasta un punto donde le avisé de que de retirarme yo y ganar él la puja, le esperaba la bancarrota.

Con esa oportunidad y cancelando parte de mi deuda, tuve suficientes ingresos pasivos para cubrir mis gastos y llegar a la vía rápida con un modesto flujo de $300.000.

Raúl no tardó en levantar una magnífica oportunidad que le proporcionaba un flujo de $5.000 mensuales, y que le permitió salir de la carrera de la rata con $600.000.

Mientras Arturo seguía con su racha de mala suerte que le mantenía alejado de las casillas de oportunidad, César, Raúl y yo, dimos varias vueltas por el tablero sin caer en nuestros sueños y aumentando poco a poco nuestros ingresos pasivos.

Yo tuve la fortuna de caer en caridad y, pagando $100.000, conseguí poder tirar durante el resto de la partida 1, 2 ó 3 dados según me interesase. Con tres dados conseguí moverme mucho más rápido por el tablero y pasar más veces cerca de mi sueño. Las dos primeras me pasé de largo, pero a la tercera fue la vencida. 15 con tres dados, me llevaron a mi sueño y, con la cartera llena, no tuve problema para comprarlo.

Aquí tenéis la foto que nos hicimos al terminar la partida.


De izquierda a derecha: César, Arturo, Raúl y Jaizki.

Raúl, César y Arturo asistían por primera vez a una reunión, y creo que la encontraron bastante amena. Después de la partida, estuvimos charlando bastante tiempo sobre negocios, y dedicamos un buen rato a comentar formas imaginativas para entrar sin dinero a hacer negocios que aparentemente demandan bastante capital.

El único pero de la reunión fue la escasa asistencia. Me imagino que las fechas veraniegas, con múltiples compromisos familiares, no son nada recomendables para este tipo de eventos, así que dejaré la próxima reunión en Madrid para septiembre.

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