Decimocuarta reunión en Bilbao
Ramón, de profesión piloto aéreo, empezó la partida como un torbellino, en una ronda de tiradas consiguió comprar 4.000 acciones a $1, duplicarlas con un split y venderlas a $30. ¡$240.000 en el bolsillo! Con ese capital, se quitó deudas, compró dos negocios que le daban 800 y 1.000 de flujo, y después una franquicia de pizzerías que le daba 5.000 de flujo y que le sacó a la vía rápida con $700.000 de ingresos pasivos.
Con Ramón ya en la vía rápida, Lourdes compró 1.500 de acciones a $1 para venderlas casi seguido a $50. ¡Otro pelotazo de $75.000! Con lo que ya tenía para entonces y una lavandería que compró por $30.000 y que le daba $2.500 de flujo salió a la vía rápida con $800.000 de ingresos pasivos.
Yo, mientras tanto, las pasaba canutas teniendo hijos, cayendo en el paro, comprando caprichos, encontrándome con inquilinos que dañaban mi propiedad... Eso sí, al poco empecé a levantar varias oportunidades grandes con intención de vendérselas a Lourdes, pero resultaron ser muy buenas y al no poder obtener lo que esperaba por ellas, las compré yo endeudándome. En esa situación, la venta de una vivienda 3/2 por $135.000 me permitió devolver mis ingentes deudas y unirme a Ramón y Lourdes en la vía rápida, con unos más modestos $500.000 de ingresos pasivos.
Rosa seguía poco a poco con sus pequeños negocios e incluso consiguió levantar algo de capital, pero lo cierto es que sin dar ningún pelotazo ni encontrar oportunidades que cubriesen sus gastos.
A pesar de haber entrado con venta en la vía rápida, Ramón no consiguió ni caer en su sueño ni aumentar suficiente sus ingresos pasivos, y cuando tuvo la oportunidad de ganar con el convenio petrolero con Rusia, los dados no le fueron favorables. Al final, tanta mala suerte le vino muy bien a Lourdes, que se llevó el gato al agua comprando su sueño.
Supongo que por ser todos ya jugadores experimentados, todo esto ocurrió en poco menos de hora y media. Viendo lo pronto que era, decidimos jugar otra partida con algunas reglas nuevas:
- Empezar todos con la misma profesión
- Cobrar el sueldo siempre, aunque no se reclame
- Al caer en el paro, cobrar los ingresos pasivos
- Permitir comprar oportunidades entre varios jugadores
- Permitir comprar oportunidades ya compradas por otros jugadores, como si se fuese un inversor de los de mercado
Con estas reglas, la partida resultó algo más complicada, pero creo que mucho más interesante. Además, las dos últimas reglas, abren un nuevo mundo de posibilidades en los negocios y las negociaciones.
La profesión que nos tocó fue maestro. Con lo que partíamos de unos ingresos no demasiado elevados y unos gastos contenidos.
Rosa propuso el primer negocio compartido, un terreno de 10 acres del que compraba el 20%, vendía otro 20% a Lourdes y el 60$ restante a mí.
Lourdes y yo hicimos el primer gran negocio a medias, uno que nadie hubiera podido aprovechar por separado. Compramos una casa 8u que nos supuso desembolsar $9.000 a cada uno, y endeudarnos en 6.000 más. Unos turnos más tarde, la vendíamos haciendo bastante caja. Y yo levantaba la oportunidad de comprar un edificio de 24 apartamentos, por $75.000. En esta ocasión, por tener yo algo más de líquido, el reparto fue 60/40.
Sin nada de dinero líquido pero a punto de salir de la carrera de la rata gracias a los $2.040 que me generaba el 60% de los 24 apartamentos, levanté una oportunidad que le ofrecía a Rosa a cambio de quedarme con el 10% y otra que le vendí a Ramón a cambio de dinero líquido para poder cancelar algo de deuda.
En ese momento, surgió la oportunidad de vender los 24 apartamentos por $960.000, y Lourdes y yo decidimos arriesgarnos a perder nuestro flujo de caja para conseguir dejar la carrera de la rata con mayores ingresos pasivos.
Con el dinero que me generó esta venta, intenté comprarle a Rosa un negocio que había comprado antes por $20.000 y que le daba $1.600/mes. Ni siquiera los cantos de sirena de mi oferta de $100.000 consiguieron convencerla para vender.
Mientras tanto, Lourdes encadenaba varias compras seguidas que la llevaban a la vía rápida con $500.000 de flujo. Rosa lo conseguía acto seguido con $200.000. Yo ya podía salir con $300.000 pero mantenía mi endeudamiento para seguir en la carrera de la rata hasta poder salir con algo más.
En ese momento, con más de $200.000 en líquido y viendo que Lourdes y Rosa se me escapaban, le ofrecí a Ramón $100.000 a cambio de algunos de sus inmuebles que me diesen los $320 que necesitaba para salir con $400.000, pero no quiso vender, así que, para no arriesgarme a esperar más, deje la carrera de la rata con $300.000.
Rosa, a pesar de haber salido segunda y haberlo hecho con $200.000, cayó en su sueño en la segunda tirada, y siendo uno muy barato, no tuvo problema para comprarlo. Como había sido muy rápido, Lourdes propuso seguir un poco más, y también ella acabó comprando su sueño.
Ramón, pasó por un bache, después de quedarse solo en la carrera de la rata, que le llevó al paro y a comprar un yate y una tele de plasma, pero finalmente la venta de una de sus viviendas 3/2 le permitió cancelar su deuda con el banco y conseguir la independencia financiera.
Eran ya cerca de las 13.30 y nos tomamos algo charlando sobre el local que anda buscando Rosa para montar una academia para dar cursos intensivos de inglés en verano, debido a los disparatados precios que le cobraban por alquilar una sala por horas. Con todo esto ya comentado, nos retiramos hacia las dos.
Por cierto, es muy curioso ver el cambio de actitud que ha tenido Rosa en las partidas. Empezó jugando muy conservadora y ahora está mucho más dispuesta a asumir riesgos, y por lo que ha comentado, no sólo en el juego, si no que también en la vida real se ha animado a mover algunos temas que antes veía demasiado complejos.
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