14 de mayo de 2007

De cómo siempre he ganado

Carleth Morales Senges es la fundadora de Aquí Venezuela, una revista dirigida a la comunidad venezolana en España de la que ha sido el cuerpo y el alma durante dos años y medio.

Carleth ha participado en tres de las partidas de Madrid: la tercera, la cuarta y la duodécima. En la primera de las tres llegó tarde y tuvo que continuar una partida ya empezada por otra persona y aunque no hubo tiempo para terminar la partida ella fue la que más cerca quedó de salir de la carrera de la rata. En las dos restantes, jugando desde el principio, ganó. ¡100% de efectividad!

Además, Carleth nos dio a todos una lección a ser la primera persona que se tomó en serio lo que dice el padre rico sobre los hijos. El padre pobre dice: "yo no puede ser rico porque os tuve a vosotros", mientras que el padre rico dice: "yo tuve que ser rico porque os tuve a vosotros". Carleth hizo caso al segundo y no quiso que sus hijos fuesen simples números, así que les bautizó.

Hoy publico una colaboración que me ha enviado Carleth explicando el secreto de su éxito en el juego y en la vida, y por cuyas palabras hacia mí en el mismo le quedo tremendamente agradecido.

Conocí a Jaizki a través de un muy querido y común amigo: Alejandro Szilágyi, buen hombre de apellido impronunciable, al igual que Jaizki. Con el pasar del tiempo, me he dado cuenta de que a estos dos amigos míos no sólo les une tan peculiar característica, sino una inmensa necesidad de compartir lo que tienen: en el caso de Alejandro, su amplísimo sentido del humor y su buena carga de sabiduría en cuanta charla y taller imparte por el mundo; en el caso de Jaizki, su vasto conocimiento financiero y sus lecciones sobre las teorías de Kiyosaki, trayendo y llevando en su pequeña maleta azul -de Bilbao a cualquier rincón de España- su caja con el juego Cashflow, incluidos lápices, gomas y sacapuntas. Cualquiera diría: “¡es que no les cuesta nada!”, pero resulta que sí, que les cuesta, no sé si más o menos que el 10% de sus ganancias, pero sí que les cuesta. Ese es el diezmo con el que, en este momento, devuelven al universo lo que reciben de éste, amén de otras formas que quizá yo desconozca.

Kiyosaki apoya la teoría de que dar es fundamental y proporcional a la creación de riqueza, por cuanto la recirculación del dinero es lo que crea abundancia. Algunas personas opinan –incluso en la red- que lo que plantea Robert es totalmente cierto y que “cuánto más quieras agarrarte a los billetes menos vas a tener”. Por esta razón, muchos donan el 10% de sus ganancias a la Iglesia, a ONG´s, a obras de caridad o a causas altruistas, a la espera de que este dinero regrese a sus manos, y además, multiplicado.

Pero otros, van un poco más allá y aportan su diezmo –de forma más desinteresada- no sólo en dinero constante y sonante, sino compartiendo sus alimentos, cediendo tiempo propio para ayudar generosamente en trabajos ajenos, participando en actividades comunitarias, creando fuentes de empleo, proporcionando sueldos y condiciones justas a sus empleados, aportando sus conocimientos en causas pedagógicas sin compensación económica –casos Jaizki, Alejandro y mi madre Crisálida- y otras muchas formas, según la abundancia que cada uno guarde en sus arcas, físicas o espirituales.

Siempre que he jugado Cashflow, el azar ha querido que caiga -una o más veces- en la casilla del diezmo o caridad, teniendo la potestad de dar el 10% de mi sueldo, o no. Siendo como es, un juego, bien podría decir: “para qué voy a dar ese dinero si mientras más tenga más fácil me será salir de la carrera de la rata”, pero resulta que siempre he optado por darlo. Ya sea por las dos jugadas adicionales, por convicción personal, creencias, fe, cultura o formación, lo cierto es que “en el juego” siempre he pagado mi diezmo y, casualmente, siempre he ganado.

La última vez que jugué, al terminar la jornada, Jaizki preguntó a los presentes: “¿qué han aprendido del juego?” Y yo respondí: “Que debemos pagar nuestro diezmo”. La razón por la que respondí esto -antes que otras que también he aprendido jugando Cashflow- es que el juego me ha reafirmado aquello que la vida me ha estado enseñando y que practico siempre que puedo: en cada momento doy cuanto tengo en abundancia en mis arcas, a veces dinero, a veces conocimientos, a veces tiempo… Ya sea por las dos jugadas adicionales, por convicción personal, creencias, fe, cultura o formación, lo cierto es que “en la vida real” siempre he pagado mi diezmo y, casualmente, siempre he ganado.

Doy fe de que Carleth hace lo que dice, y Aquí Venezuela es prueba clara de ello.

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