Duodécima reunión en Madrid
Aprovechando que estábamos muy a gusto en la terraza de lugar de encuentro, la Cervecería Cabreira, comimos allí mismo unas raciones. Y después nos tomamos un café en un sitio que nos recomendó Mario, un poco más arriba en la misma calle.
Aunque no tratamos tantos temas de negocios como la vez anterior, la conversación fue muy amena e interesante.
Después de los café, Mario y Raúl se fueron, y Carlos me acompañó al lugar de la reunión, donde estuvimos hablando del mercado inmobiliario, que da para hablar largo y tendido. Sobre las cinco llegó Fernando, y Carlos se tuvo que ir. Poco después llegaron Carleth y Enrique, y un poco más tarde Tomás y Ángel.
Aunque enseguida nos quedamos sin un jugador (Tomás se tuvo que ir muy pronto sin haber llegado a conseguir ningún negocio especialmente interesante) la partida fue bastante interesante. Eso sí, antes de que se fuese Tomás hicimos la foto de rigor:
De izquierda a derecha: Enrique, Carleth, Jaizki, Fernando, Ángel y Tomás.
Angel, como piloto aéreo, disponía de un magnífico sueldo pero también de muchos gastos. Empezó yendo a por todas asumiendo bastante riesgo endeudándose y no le fue nada mal la cosa. Consiguió dar varios pelotazos con la compra y posterior venta de casas, pero sus ingresos pasivos crecían poco a poco.
Enrique empezó tomándose las cosas con más calma, pero no desaprovechó una buena oportunidad de comprar una casa. Fernando por su parte, consiguió un estupendo negocio comprando unas acciones muy por debajo de su precio habitual en un crash del mercado. Carleth no tuvo mucha suerte al principio, sin casi darse cuenta ya tenía dos hijos, e hizo algo que no había visto nunca en el juego, les bautizó. Está claro que se tomó muy en serio la diferencia entre lo que decía el padre pobre: "yo no pude ser rico porque os tuve a vosotros" y lo que decía el padre rico: "yo tuve que ser rico por vosotros".
Yo empecé bien consiguiendo una casa 3/2, poco después le compré una gran oportunidad a Enrique que me exigió endeudarme a fondo, pero mis dos siguientes tiradas fueron desastrosas, fui despedido -y tuve que hacer frente a $8.000 de gastos sin ingresos ampliando mi deuda- y tuve que pagar las vacaciones familiares de $2.000. Después de estas dos tiradas mi flujo mensual había quedado reducido a $180, al borde de la bancarrota. Afortunadamente, conseguí a buen precio una magnífica oportunidad a Ángel y el dinero que me pagó me sirvió para cancelar deuda y salir del bache.
Poco después, apareció un comprador de casas 3/2 y tanto Enrique como yo vendimos las nuestras. A mí me sirvió para liquidar mi deuda y tener algo de dinero en mano para empezar a comprar oportunidades, pero a Enrique le puso a tope de liquidez. Más o menos al mismo tiempo, Fernando consiguió vender sus acciones a un precio estupendo y se encontró también con mucha liquidez. Angel seguía comprando y vendiendo negocios sin parar, pero los ingresos pasivos seguían todavía lejos de cubrir sus gastos.
Carleth levantó una gran oportunidad que era suficiente para sacar a Enrique de la carrera de la rata, y consiguió vendérsela por $30.000. Dinero con el que empezó a buscar sus propias oportunidades. Con su liquidez, Fernando compró tres negocios seguidos que le permitieron alcanzar también la vía rápida, y unirse a Enrique.
A mí un par de ventas me dinero bastante liquidez y cuando Carleth levantó una carta que me hubiera sacado de la carrera de la rata le ofrecí $99.000, pero prefirió usarla ella misma. Un par de turnos después, con la compra de varias oportunidades conseguí cubrir mis gastos con ingresos pasivos y pasar a la vía rápida. Carleth lo hizo casi seguido, cuando un par de sueldos le permitieron quitarse suficiente deuda para reducir sus gastos por debajo de sus ingresos pasivos. Mientras tanto, Ángel estaba a punto de alcanzar la independencia financiera, pero un despido y bastantes caprichos se cruzaron en su camino.
En la vía rápida, Enrique se quedó varias veces cerca de su sueño sin conseguirlo, y al no caer en oportunidades consiguió ahorrar una gran cantidad de dinero. Fernando había salido a la vía rápida con poco efectivo, y un divorcio y un pleito le dejaron aún peor. Cayó en un par de oportunidades que le podrían haber dado la victoria de haber tenido suerte con los dados, pero no la tuvo. Yo conseguí comprar varias oportunidades que aumentaron bastante mis ingresos pasivos, pero un divorcio me dejó sin efectivo al pasar por mi sueño. Carleth, empezó cayendo en caridad y pagando $100.000, y eso hizo toda la diferencia. Cuando estaba a 12 casillas de su sueño, yo le recomendé que tirase con dos dados para asegurarse que no se pasaba, ella prefirió intentarlo con tres, y acertó, 12 exactos, compró su sueño y ganó. Por segunda vez en las dos partidas que ha jugado. ¡100% de efectividad¡
Después de la partida estuve preguntando por las lecciones aprendidas en el juego. Carleth comentó que en el juego ve reflejada su propia opinión en el mundo real sobre cómo la caridad compensa. Enrique y Fernando hicieron referencia a cómo tener un buen sueldo ayuda a meterse desde el principio en oportunidades demasiado grandes para quienes tienen sueldos menores, pero cómo los bajos gastos permiten salir antes de la carrera de la rata.
En relación con un documental sobre la evolución que vi recientemente, me di cuenta de un punto muy importante relacionado con los ingresos pasivos. Muchas veces se da a entender que como es muy difícil, casi imposible, alcanzar ingresos pasivos suficientes para cubrir los propios gastos y dejar de trabajar, lo mejor es olvidarse. Sin embargo, no estamos en un caso de todo o nada, aunque nunca alcancemos la independencia financiera, unos pocos ingresos pasivos ya son una ventaja importante sobre no tener ninguno. De hecho, pueden ser un estupendo complemento para la jubilación y para cualquier momento de necesidad.
Carleth y Enrique se tuvieron que marchar con cierta prisa, y Fernando, Ángel y yo nos quedamos todavía un buen rato charlando. Sobre todo de cómo el haber sido educados con unas ideas y el estar rodeados de ellas, nos resta imaginación y nos hace ver las cosas mucho más complicadas de lo que son en realidad.
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