10 de noviembre de 2006

Inversiones: notas

Estaba escribiendo una comentario en la entrada Contribución: Inversiones que ha enviado Manuel, pero como había muchos temas generales he decidido dejar sólo una parte en el comentario y escribir una entrada con el resto.

En inversiones tradicionales, las más conocidas por todos: acciones, letras, bonos, depósitos, inmuebles... rentabilidad y riesgo van siempre correlacionadas. Si una inversión pasa a ser claramente mejor, atrae más demanda, y se equilibra con el resto.

La bolsa es por definición eficiente, esto significa que las acciones valen lo que se paga por ellas y que no es posible obtener sistemáticamente gangas que te den una rentabilidad superior al mercado sin asumir un riesgo mayor. La prueba más evidente es que los fondos de inversión gestionados por profesionales no lo consiguen.

El mercado inmobiliario, al no tener tanta liquidez y al haber compradores que no son inversores, no es tan eficiente como la bolsa. Una persona con prisa por vender, por circunstancias económicas o personales, puede estar dispuesta aceptar un precio por debajo del de mercado. Y una persona enamorada de un lugar, puede estar dispuesta a pagar un plus por vivir en él. En cualquier caso, al haber mucha oferta y demanda, tampoco es sencillo encontrar grandes oportunidades.

Otro factor fundamental que diferencia ambas inversiones es el control. Cuando compras acciones, no puedes hacer nada para alterar su valor. Cuando compras un inmueble, si que puedes invertir en cosas que aumenten su valor por encima el coste de las mismas, por ejemplo, una mano de pintura. Por supuesto, este tipo de acciones por tu parte las deberías tener en cuenta cuando estás analizando una compra.

Aunque no salen en los medios de comunicación, existen otros tipos de inversiones menos conocidas, en las que la oferta y la demanda son menores, y en las es más fácil encontrar oportunidades que tengan una excelente relación rentabilidad-riesgo.

Encontrar pequeñas inversiones que puedan generar grandes rentabilidades a corto plazo no es tan difícil como parece, pero exige estar siempre atento. Si no te entrenas para buscar oportunidades, aunque pasen por delante de tus ojos, seguramente no las verás.

Una opción es entrar a participar en empresas pequeñas. Como en el caso de los inmuebles, puedes encontrar empresas en las que los socios estén en un mal momento y no sepan que hacer con una empresa que pierde dinero. En estos casos, es posible negociar condiciones de entrada muy ventajosas -incluso sin aporte de dinero-. Pero, ¿para qué querrías entrar en una empresa en pérdidas? El secreto está en el control. Si tú puedes aportar algo que haga que esa empresa pase de perder dinero a ganarlo, puedes comprar algo que no vale prácticamente nada y multiplicar su valor. Por supuesto, lo mismo sirve cuando la empresa ya está dando beneficios pero puedes hacer algo para aumentarlos significativamente.

Tu aportación puede ser muy variada. Quizás conozcas a varias empresas del sector y puedas abrir muchas puertas. Quizás tengas experiencia comercial y sepas como crear o mejorar el canal de distribución. Quizás seas muy bueno en marketing puedas diseñar una campaña para que el producto se conozca y se venda. Quizás tengas acceso a un inversor que pueda aportar el dinero que esa empresa necesita para lanzar un nuevo producto.

Como bien apuntaba Manuel en su entrada, si tienes que participar personalmente, debes considerar que tu inversión no será únicamente económica. Para analizar la conveniencia de la inversión, deberás calcular el valor del tiempo que vas a dedicar.

En cualquier caso, toda inversión exige conocimiento. Meter dinero en bolsa sin formarse antes es como jugar a la lotería, eso sí, con menos posibilidades de perderlo todo y con menos posibilidades de conseguir el gordo. Lo mismo ocurre con inmuebles o empresas, donde el beneficio potencial y el riesgo pueden ser mayores que en la bolsa.

Como dice Kiyosaki, las inversiones son como andar en bicicleta: te vas a caer. No importa que inviertas en bolsa, en inmuebles, en empresa o en cualquier otra cosa, seguro que vas a equivocarte. Así que, lo importante es empezar arriesgando poco para poder levantarte después de cada caída. Si cuando pierdas, no pierdes la lección, después de unas cuantas caídas, acabarás por dominar ese tipo de inversión.

Y ten siempre en cuenta que una inversión que te permite aprender, puede no ser la más rentable a corto plazo, pero puede serlo en el largo plazo.

Otro aspecto importante es el equipo. En España somos muy renuentes a contratar servicios de otros. En el caso de la casa, muchos optan por ser ellos los que compran y venden sin utilizar los servicios de un API. Si toca pintar, muchos optan por pintar ellos para no pagar a un pintor. Este tipo de conductas, son uno de los fallos de los que se debería acabar aprendiendo.

Lo interesante en las inversiones es centrarse en lo que de verdad aportas valor. Si eres muy bueno encontrando pisos a buen precio, no pierdas el tiempo pintando y vendiendo. Busca a un buen pintor, que lo hará mejor que tú, y a un API que consiga sacar más que tú en la venta. Lo que se lleven ambos estará más que justificado. Si decides entrar en una empresa, asegúrate de encontrar a un abogado que conozca el tema y que te ayude a fijar las condiciones de entrada y salida en un acuerdo de accionistas, no pierdas el tiempo aprendiendo derecho para hacerlo tú y hacerlo mal.

Las potenciales pérdidas derivadas de intentar hacer tú cosas que no sabes, son muy superiores al coste de contratarlas. Como dicen los abogados: «quien se defiende a sí mismo, tiene un idiota por cliente». Por supuesto, no todos los que ofrecen un servicio profesional justifican lo que cobran, así que parte de tu labor será ir encontrando a los que si lo hacen.

Resumiendo, lo más importante es empezar -con poco- y aprender, si te quedas esperando a que aparezca la oportunidad de tu vida, lo más seguro es nunca aparezca, o que si lo hace, no seas capaz de reconocerla.

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